lunes, 9 de febrero de 2009

TRATADO ÁUREO DE LA PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS

El Tratado Áureo fue publicado por primera vez en la colección Dyas chymica tripartita (1625) con el título Ein güldener Tractat vom Philosophischen Steine. Von einem noch Lebenden, doch vngenanten Philosopho den Filiis Doctrinae zur Lehre, den Fratribus aureae Crucis aber zur Nachrichtung beschrieben. Anno M.DC.XXV. Ese mismo año apareció también traducido al latín en la primera edición del Musaeum Hermeticum.
Según explica la leyenda del frontispicio, el autor vivía aún cuando se publicó la obra. Como es frecuente en el caso de estas ediciones anónimas, la autoría le ha sido atribuida a su editor, el jurista Johann Grasshoff. Ferguson (Bibliotheca Chemica) da de él la siguiente noticia:
«Johann Grasshoff, nacido en Pomerania, doctor en leyes, Síndico de Stralsund y después consejero de Ernesto, arzobispo y elector de Colonia, escribió en parte anónimamente, pero también con los nombres Grassaeus (Crasseus, Grossaeus), Chortolasseus y Hermannus Condeesyanus.»
La obra consta de una introducción, el tratado propiamente dicho y una práctica parabólica. La introducción es una justificación en la que se encuentran muchos tópicos de esta época: el próximo fin del mundo, la enorme cantidad de textos sofísticos y adulterados; el propósito de ayudar a los estudiosos descarriados; el deseo de entrar en contacto con los adeptos "hermanos de la Cruz Áurea".
El objetivo del tratado propiamente dicho, según el autor, es mostrar la materia y su solución, los dos puntos más difíciles de la Obra, en opinión de muchos autores. Respecto a la materia no aporta nada nuevo a la solución del misterio, limitándose en definitiva a exponer cuáles son las materia inadecuadas, tema tratado anteriormente con mayor o menor extensión en multitud de obras, entre ellas la Filosofia natural de los metales del Trevisano. La originalidad, importante si más no para la historia de la alquimia, consiste en la detallada argumentación y puesta al día de ese rechazo; en menor medida es interesante también el gran aparato de citas reunidas para ejemplificarlo.
De la mano de Grasshoff recordaremos: todos los Filósofos hablan de lo mismo aunque parezcan estar en desacuerdo; la materia de la piedra, que es una por más que sea designada con multitud de nombres, es el mercurio, o sea, la materia prima de todos los metales; hay que hacer caso omiso de tantas recetas inútiles y seguir la intención de los Filósofos; hay que rechazar las sustancias de origen animal y vegetal y dirigirse al mineral, pero incluso en éste son inútiles para la obra los minerales menores, las sales, vitriolos y medios minerales, entre ellos el antimonio; tampoco son de utilidad el azufre o el mercurio vulgares.
Limitados al reino metálico, hay que tener en cuenta que los metales imperfectos son inadecuados por carecer de la perfección que el alquimista busca. Quedan finalmente sólo los metales perfectos como materia apropiada, pero no el oro y la plata vulgares, que están muertos, sino los de los sabios, que están vivos.
El desarrollo que da a la solución es bastante más restringido que el dado a la materia: esta operación imprescindible es muy difícil; hay que rechazar las aguas corrosivas y usar sólo las que son del mismo género que el cuerpo; ella es el máximo arcano del arte y los filósofos han prohibido revelar este misterio. Esta operación tiene dos fases: en la primera el cuerpo se reduce a materia prima; en la segunda, con la congelación del cuerpo se realiza la coagulación del espíritu. El resto de la obra es trabajo de mujer y juego de niños.
Aunque las narraciones alegóricas y las visiones no faltan en la antigüedad, la parábola que cierra el tratado es un ejercicio literario que sigue la moda iniciada por Trevisano de las "prácticas parabólicas" de carácter onírico(1), que se apartan de las antiguas prácticas medievales consistentes en colecciones de recetas; ahora son más bien exposiciones alegóricas del proceso lineal de la obra en su totalidad.
En efecto, la ausencia de resultados prácticos en el terreno de la transmutación llevó al Renacimiento a replantearse -en mayor medida de lo que lo había hecho la Edad Media- la utilidad literal de recetas y procedimientos alquímicos. Así, mientras la espagiria paracélsica investigaba en ella su posible valor medicinal, la tendencia transmutatoria hace una relectura simbólica y alegórica basándose en sus evidentes o forzadas similitudes con las leyendas e imágenes de la mitología y la religión, revitalizando de esta manera una esperanza a la que no se estaba dispuesto a renunciar.
En este relato la materia es el «león antiguo, feroz y enorme», imagen del maligno, como la serpiente y el dragón, al que nuestro héroe mata y descuartiza recurriendo a sus conocimientos de "magia", evocando así, aunque sin mencionarla, a Medea, a la que sí tendrá en mente a la hora de buscar los medios para devolver la vida a los desgraciados enamorados.
El lugar al que llega a continuación, donde hombres y mujeres están fatalmente incomunicados, es una alegoría tomada de la visión de Arisleo referida al reino metálico, el único donde no existe generación.
La hierogamia final, con el dramático resultado de la unión y la subsiguiente resurrección gloriosa de los esposos reales, sigue de cerca la descripción de la Visión de Dastinaunque despojada de sus fuertes connotaciones evangélicas que lo equiparan al misterio crístico de la cruz, y con variaciones significativas que parecen inspiradas por las ilustraciones del Rosario de los filósofos.

Nota de traducción.
El latín argentum vivum, como hudrárguros en griego, designan el mercurio-metaloide como si fuera un estado especial de la plata (lat. argentum, gr. árguros), es decir, movediza, líquida. Es bien conocido que los alquimistas rara vez mencionan los metales sino por su nombre planetario, con la excepción del argentum vivum, nombre que usan tanto o más que el de mercurius, tanto para referirse al metaloide como a las sustancias alquímicas (principio metálico, materia prima, disolvente, etc.), sin que sea posible distinguir de manera general un uso especializado de un término para designar la sustancia "vulgar" y otro para las "filosóficas". Si sólo se tratase de mantener en castellano la dualidad de nombres no habría problema, bastaría con traducir argentum vivum por "azogue" o "hidrargirio"; sin embargo es posible imaginar un posible juego, "cabalístico" o no, en el uso de los términos argentum, argentum vivum, mercurius y luna, juego que se perdería irremediablemente en castellano al romper la conexión "visual" entre el mercurio y la plata, y al abandonar el calificativo "vivo". A fin de conservar las posibles ambigüedades, equívocos o sentidos "ocultos", hemos recuperado en esta traducción dos términos del castellano antiguo: argento (plata) y argento vivo (mercurio
La traducción que presentamos es la del texto editado en el Musaeum Hermeticum reformatum et amplificatum (1677). Los títulos temáticos, escritos entre corchetes, son nuestros

MUJERES Y ALQUIMIA,

Y EN PARTICULAR SOBRE MARÍA LA JUDÍA

En la mayoría de los casos la relación mujer-alquimia está más cerca de un concepto extático que de la pura realidad operativa. Al parecer ha gustado mucho el arquetipo de la Sorror Mística, esa Lorenzana Feliciani compañera del Conde Cagliostro, que nos limita a ser inspiradoras y apoyo espiritual del hombre alquimista. Así, cuando el comentarista ocasional abre el "Mutus Liber" y ve trabajando a una señora, no puede dejar de citar esa endemoniada expresión, "Sorror Mística", a pesar de que se la ve siempre remangada, totalmente metida en faena y tratando de igual a igual a su acompañante. Se nos ha marcado con un caracter de musa que, en mi opinión, sólo es acertado en casos muy concretos. Suele hablarse mucho de la buena Perenelle, mujer de Nicolás Flamel, haciendo de ella el paradigma de la compañera espiritual. Nada más lejos de la realidad. Hoy sabemos que la boda del célebre escribano de París fue atada por la conveniencia. Los documentos notariales demuestran que Flamel luchó hasta el final por el testamento de su mujer (ella venía de dos matrimonios anteriores que la habían colocado en una situación acomodada). Ya en el lecho de muerte y apenas cuatro días antes de morir redactó, debido en gran parte a la influéncia de su confesor particular, el codicilo final que hizo favorecido único a su marido. Para comprender la feliz vida de la pareja basta decir que Perenelle le desheredó durante largo tiempo en beneficio de sus familiares más próximos, una hermana y varios sobrinos. Desde luego la relación entre ambos no tiene nada que ver con el himeneo idílico que sostiene la Tradición Hermética.
La conclusión a la que quiero llegar con todo lo antedicho es que el concepto "Sorror Mística" surge en una ciencia que es indudablemente de hombres, que tiene una conciencia evidentemente machista, y donde el vículo mujer-alquimia se ha querido sustituír por el de mujer-hombre alquimista. Es evidente que el papel habitualmente pasivo al que hemos sido relegadas las mujeres dentro del desarrollo científico europeo hasta bien entrado el siglo XX ha tenido fiel reflejo en el llamado Arte Hermético, que ha preferido la imagen de las flores piadosas a la de las grandes sabias y maestras prácticas.
Los detalles que tenemos a cerca de damas diestras en el laboratorio son absolutamente extraordinarios y se refieren a anécdotas graciosas o a pequeñas reseñas históricas sin más validez que la meramente documental. He aquí algunas muestras:
Anne Marie Zieglerin, miembro del llamado "Grupo de Sömering" que estafó una fuerte suma de dinero al duque alemán Julius Von Braunshweig. Al parecer fue quemada viva en una silla de hierro allá por 1574.
Eva Kaufman, sopladora alemana del siglo XVIII que, con su diestra operativa y su gran belleza hizo su "conjunción" particular para liberar de peso los bolsillos de numerosos aristocratas de la época.
Madame de Pfuel, quien se instaló en Postdam en 1751 bajo la protección de Federico II El Grande para el que trabajó con la única ayuda de sus dos hijas.
Martine Berteream, esposa del también alquimista Jean du Chaterlot. Fue condenada a cadena perpetua por el caracter "herético" y "pecaminoso" de sus sencillos tratados sobre el origen de las minas y la formación de los minerales. Murió en la prisión de Vincennes (Francia) en 1645.
Irene Hiller-Erlanger, poetisa francesa autora del "Voayage en Kaléidoskope" editado por George Crés en 1919, un libro muy alabado por alquimistas posteriores tan reputados como Fulcanelli.
Podría citar otros muchos casos, la misteriosa Emperatriz Bárbara, la muy sulfurosa Sabine Stuart de Chevaliere, Elena Mulere, Eva Martoní..... Ahora bien, lo que a mí verdaderamente me interesa es centrarme en las más grandes, en las más cantadas y admiradas por su proverbial sabiduría. Es entonces cuando la lista queda reducida a dos nombres: Cristina de Suecia y María la judía. Hoy voy a centrarme en la segunda, ya que a Cristina, de vida y actitudes muy singulares, quisiera dedicarle un artículo propio en otro momento.
María la judía
No es la única mujer practicante del "Arte Sagrado" en tiempos lejanos. Conocemos a Theosebia, a Paphnutia y a una supuesta Cleopatra (muy dudosa) que, al parecer, se animaron a trabajar los metales y minerales con igual soltura que sus compañeros. Sin embargo es a María a quien todos parecen mostrar como grandísima maestra. Es reconocida como la "Eva" particular de la historia de la alquimia, la primera mujer alquimista. Para que se hagan ustedes una idea de su tremenda antiguedad basta decir que el vetustísimo químico Zósimo de Panápolis (siglo IV) la cita siempre en pasado, venerándola entre los que él llama "sabios antiguos", un exclusivo grupo en el que figuran Demócrito, Moisés, Ostanes, Hermes, Isis, Chymes, Agathodaemon, Pibechios, Iamblichus...... nombre míticos y pseudo-epigráficos que buscaban dar una mayor relevancia al contenido de los textos que encabezaban. El eminente historiador de la alquimia F. Sherwood Taylor comenta que(1): "Uno de ellos, María al Judía, parece corresponder, en efecto, a una persona de carne y hueso y una gran descubridora de la ciencia práctica". Esta idea de María como persona física real es la que actualmente está más extendida entre los estudiosos del tema.Tiene gran fama de diestra operativa que le viene del própio Zósimo, quien al parecer tuvo en sus manos cierta obra suya en la que se hacía una pormenorizada descripción del instrumental en los laboratorios de la época. El propio Panapolita extractó ciertas partes ese texto, siendo la más conocida aquella que se refiere a cierto aparato destilatorio denominado Dibikos o Tribikos (según tuviese dos o tres caños para la destilación). He aquí la famosa cita(2): Os describiré el Tribikos, pues así se llama el aparato construído de cobre y descrito por María, la transmisora del Arte. Ella dice:
Constuir tres tubos de cobre dúctil un poco más gruesos que la sartén de cobre de un pastelero, debiendo tener la longitud aproximada de un codo y medio. Hacer tres tubos de esta clase y construir también un tubo ancho, de un palmo, con una abertura proporcionada a la cabeza del alambique. Los tres tubos deben tener sus aberturas adaptadas como un clavo al cuello de un ligero receptor de forma que se unan lateralmente a cada lado, formando uno de los tubos sólo como el pulgar de una mano y los otros dos juntos, como los dedos índice y medio. En el fondo de la cabeza del alambique habrá tres orificios ajustados a los tubos, y cuando estos encajen serán soldados en sus sitios, recibiéndo el de arriba el vapor de una manera diferente. Después, colocar la cabeza del alambique sobre la vasija de barro que contiene el azufre y tapar herméticamente las junturas con pasta de harina. Al final de los tubos deben colocarse redomas de cristal grandes y lo suficéntemente fuertes para que no se rompan bajo los efectos del calor que pueda provenir del agua situada en la mitad. He aquí el dibujo:
Tribikos
Otra atribución mucho más precaria es aquella que la identifica como inventora del "baño maría", un método para aplicar fuego a los cuerpos de manera suave y uniforme.
A la hora de plantearnos el asunto de la verdadera personalidad de esta mujer sin fantasías y ciñéndonos a testimonios puramente históricos tenemos dos supuestos:
- Si atendemos únicamente a los datos que nos proporcionan los llamados "alquimistas griegos" sería aventurado decir que se trata de un personaje de carne y hueso. Como dice Taylor da la impresión de que sí, ya que no se le carga ningún desvarío extraño ni virtud mítica; pero Zósimo y sus contemporáneos también hablaban con total naturalidad de Hermes, Demócrito, Pibechios, Ostanes, y sin embargo todos sabemos que se trata de pseudo epigráficos. El simple hecho de que el nombre "María" sea menos fantástico que, por ejemplo, el de Agathodaemon (Demonio-serpiente), no es excusa para suponer una existencia real. La verdad es que no tenemos referencia de nadie que asegure ser contemporaneo de ella y que certifique su realidad física. Con las insuficientes referencias que aquellos "paleoquímicos" nos han legado nada se puede garantizar.
- La cosa cambia si echamos mano de los varios textos que han llegado hasta nuestros días con la firma MARÍA LA JUDÍA. Es entonces cuando se puede presumir la idea de que se trataría muy posiblemente de un personaje mítico, tal y como intentaré demostrar dentro de un momento. No obstante, hay que dejar claro el carácter teórico de los supuestos que voy a plantear. La precariedad del material conservado, y sobre todo a las pocas garantías que ofrecen estas obras en cuanto a su autoría colocan la certeza muy lejos de nuestra mano; además, yo he indagado intentando recoger la mayoría de los textos que tiene adjudicados, pero no garantizo que existan otros desconocidos para mi.
Textos y crítica de los mismos.
ALUMEN DE HYSPANIA: Inedito, reposa en el Trinity College de Cambridge (Ms. O.2.16. Siglo XV. Volumen 2, pag. 74). Es un texto muy escueto, apenas un folio. Se trata de una precisión sobre un cierto tipo de alumbre amarillento típico de la tierra española. Es, sin duda, un extracto tomado de una obra mayor, posiblemente algún tipo de lapidario. Sus pocas palabras, muy ceñidas al tema del título no nos dicen gran cosa. Podría ser de ella, pero también de cualquier otro.
MARIAE PROPHETISSAE DE OCULTIS NATURAE LIBER: Inedito, se encuentra en Florencia (Biblioteca Nazionale. Ms. Palat. 887. Fol 81-82). No añade nada nuevo sobre el personaje ni tampoco sobre la obra alquímica. Sin embargo se utiliza en una ocasión la palabra quintaesencia, por lo que parece descartable a no ser que se trate de una adición del copista de turno.
LES SEPT VISIONS DE MARIE LA PROPHETESEE SUR L'OUVRE DE LA PIERRE DES PHILOSOPHES: Está publicado por "Chrysopoeia", revista de la Sociedad de Estudio de la Historia de la Alquimia, tomo II, fascículo 4. 1988. ED. Arché y J.C. Bailly. Compara la obra a un gran libro con siete sellos, cada uno de estos sería una operación que hay que ejecutar o abrir. En realidad este tratado es una versión francesa del conocido "Cathena Aurea", generalmente atribuido a Arnau de Vilanova en las grandes colecciones impresas y que, como ya apuntase Haureau (3), más bien parece ser fruto del alquimista francés Juan de Gascuña. El mismo Haureau dice haber encontrado el texto rubricado por Johannes de Vasconia en el manuscrito 11202, fol 150 de la Biblioteca Nacional de París. Lo cierto es que salta a la vista que su estructura y el contenido no tienen nada que ver con el estilo seco y tosco de los alquimistas griegos. La división en siete operaciones denota la influencia del "Rosario" de Arnau y la "Suma" del pseudo-Geber.
DIÁLOGO DE MARÍA Y AROS SOBRE EL MAGISTERIO DE HERMES: Es el más interesante y el que más datos nos aporta.
En primer lugar hay que decir que la versión más conocida del texto la popularizó Guillaume Salmón a través de su "Bibliotheque des Philosophes Chimiques", allí fue donde se imprimió por primera vez un supuesto trabajo de María. Esta versión es la que se ha reeditado varias veces en francés y la que tiene versiones en inglés, italiano, alemán y, como no, en castellano incluida la excelente digital de TURBA PHILOSOPHORUM. Aclaro todo esto porque sucede que Salmon tuvo dos faltas graves en el tratamiento del texto, lo que aleja su copia de lo que debió ser el original.
Primero: No respetó el contenido que tenía como modelo, sino que añadió comentarios suyos entre líneas y coletillas a las frases. ( es algo generalizado en su biblioteca)
Segundo: Es casi seguro que tuvo como modelo un manuscrito muy tardío y que no se preocupó por proporcionarse uno más antiguo. Así, las primeras versiones que llegaron a europa en los siglos XIV y XV no coinciden ni en el título que era "Discursión entre María, hermana de Moises, y Arón", o bien "Práctica de María". Veamos una evolución cronológica de los títulos en los manuscritos:
Speculum veritatis. A disputation betwene María the sister of Moyses, and Aros, King of the grecians. Oxford. Bodleian Library. Ms. Ashmole 1418. SigloXVII. Fol 52v-54.
Practica Maria Propietessae in artem alchemicam. Edinburg. Royal College of Physicians. Ms AB4/18. Siglo XVII. Fol 129-131. (En el texto se cita a Arón y no a Aros.)
Le débat et question sur la grand oeuvre entre Aaron et Marie le prophétisse. París. Biblioteca Nacional. Ms. Français 19074. Siglo XVII. Fol. 67-69.
Le secret de Marye, prophétesse el seur de Moïse. París. Biblioteca Nacional. Ms. Français 19069. Siglo XVI. Fol. 64v. (En el texto se cita a Arón y no a Aros.)
Liber Marie sorois Moisi. Camridge. St. John´s College. Ms. G.14. Siglo XV. Fol 6-9. (En el texto se cita a Arón y no a Aros.)
Liber chemicus de interrogationibus Aaron et responsionibus Mariae. Viena. Biblioteca Nacional de Austria. Ms. 5477. Siglo XV. Fol 61v-62v.
Esta revisión de las fuentes más antiguas cambia la visión que teníamos del texto y nos aporta datos muy interesantes. En primer lugar llama mucho la atención que se trate de un diálogo entre personajes hebreos citados en la Biblia (Éxodo). Ello es un dato a favor de la antigüedad de este tratado, pues los paleoquímico griegos sostiene que los alquimistas del pueblo judío escribían solo para ellos. En su libro "Sobre la Perfección" (2) Zósimo asegura: "Sólo a los judíos les explicaron estas técnicas y las escribieron y se las transmitieron para ellos. Por esta razón sabemos que Teófilo, hijo de Teógenes, registró las ubicaciones de las minas de oro, y María describió los laboratorios, y otros judíos de forma similar". Olimpiodoro también recoge una cita de muy interesante en este sentido: "María dijo: No vayas a tocar con tus manos (los materiales de la Obra) tú que no eres de la raza de Abraham, tú que no eres de nuestra raza....". Tenemos textos pseudoepigráficos bajo la autoridad de Moisés, como los que reproduce Berthelot en su "Introduction à l'Etude de la Chimie des Anciens et du Moyen-âge" (4); y también conocemos otros colocados a Arón (véase: Florencia. Biblioteca Riccardina. Ms. 1165 [L.III.34.]. Siglo XV. Fol. 170v-181. Liber Arom Philosophy) de manera que no es extraño considerar a la propia María como otra pseudoepigráfica. Era costumbre habitual entre los hebreos de aquellos tiempos atribuir los textos, no solo alquímicos sino también astrológicos y apócrifos bíblicos, a antiguos personajes de la Biblia como Enoch, Esdras, Adán, Set....
Visto todo lo anterior llega la pregunta: ¿Podemos determinar si la disputa entre María y Arón fue verdaderamente redactada por un antiguo autor hebreo en los tiempos que se supone debió vivir nuestra maestra? Tal vez se debe a una pluma posterior que pretendía dar relevancia a su trabajo aprovechándose de la buena reputación de los libros firmados con el nombre "María la Judía". Los alquimistas griegos no nos dan noticia de este diálogo, y hasta el siglo XIV en que llega a Europa pudo escribirlo cualquiera.... Ya he comentado que es fundamental el hecho de que el diálogo se desarrolle entre personajes de la literatura judía. También el estilo de redacción, plenamente coincidente con el de aquellos tiempos, es un dato muy a favor. Todos los recursos empleados son típicos la primera literatura alquímica: visión de la alquimia como ciencia de los cuatro elementos, alusiones al antiguo Hermes, al agua divina, ausencia de referencias a la piedra filosofal, búsqueda de tinturas y medicinas...... Además está el detalle fundamental de la utilización de expresiones simbólicas que únicamente tienen lógica desde una perspectiva hebrea. Por ejemplo. Se puede leer "Coged la hierva blanca, clara, honrada, que crece sobre las pequeñas montañas..." y también " El cuerpo que se coger sobre las pequeñas montañas es claro y blanco...". ¿A qué se refiere con la palabra "montañas"? Desde el punto de vista del simbolismo griego no hemos encontrado solución posible, sin embargo para los judíos los sustantivos "montaña" y "metal" son equivalentes al coincidir en que ambos nunca tienen plural. Convergen en el aspecto gramático y por eso se pueden intercambiar uno por otro. Esto ya lo hemos visto en una obra hebrea coetánea de la supuesta María. Se trata del "Libro de Enoch" (5) donde el capítulo LII se titula Las Montañas se Fundirán ante el elegido, y dice así:"...allí mismo mis ojos vieron todos los secretos de los cielos que deben llegar, una montaña de hierro, una de cobre, una de plata, una de oro, una de estaño, una de plomo."
Así pues, tras estos detalles aquí expuestos me atrevo a sugerir que "María la Judía" podría haber sido la firma empleada por uno o varios alquimistas hebreos anteriores a Zósimo, y que al menos una de sus obras (también puede ser un fragmento)

EL PEZ FILOSÓFICO

La figura del pez ha pasado muy de puntillas por el barroco universo simbólico de la alquimia; escasea en los libros de los filósofos, por lo que su significado ha resultado siempre difícil de abordar para los neófitos y los desocupados. Fulcanelli lo rescató para darle un papel protagonista en una obra clave, "Las Moradas Filosofales", de manera que no resulta del todo ajeno a los estudiantes de hogaño. Se trata, sin duda, de una imagen más cara a la iconografía que a la literatura. Decora las casas de alquimistas célebres, asoma por los rincones más herméticos de las catedrales y no falta en los mejores manuscritos iluminados.
La mayoría de los adeptos lo ha visto como caracterización de nuestro oro, magno tesoro despreciado por el incauto. Y decimos "la mayoría" porque ésta es una de las varias figuras que, por identificar a cierta sustancia participante en la disolución filosófica, ha sido tratada con sibilino método. Es fácil verlo en asociación con el oro y sus variantes. Lo tildan de León de Nemea, lenguado ( del latín SOL, SOLIS ), régulo ( de REGULUS, pequeño rey ), toro, basilisco ( del griego basiliskos , reyezuelo ); es la albahaca ( basilikon ) entre los esoteristas hispanos del siglo de oro, el lucio ( del latín LUCIS ) y, como no, el cuervo, que es el pájaro de Apolo-Febo ( Foibos , el sol ), concretamente el segundo que el artista ve aparecer: " ... el perro de Corasán o azufre - dice Fulcanelli (1) - toma su nombre del término griego korax , equivalente a cuervo, vocablo que servía también para designar a cierto pez negruzco sobre el cual, si nos fuera permitido, podríamos decir cosas curiosas".
Atended, pues, si queréis conocer las virtudes de este singular animal. A pesar de su aparente sencillez su pesca es tarea de colosos; escapa a las manos del más rápido y pone en ridículo a los más hábiles. Hay quien recomienda atraerlo con la ayuda de una lámpara, sin embargo yo os animo a que empecéis por estudiar bien a ese pez, todas sus manías y propiedades, para así saber lo que le gusta o más le conviene; y ello porque se trata de un bicho sumamente caprichoso, que sólo asoma cuando se le antoja. Ningún aparejo del vulgo sirve durante su pesca, cañas, arpones y cebos son nada; únicamente un tipo de red viene a propósito a tal efecto, pero es casi imposible encontrar un artista capaz de tejer su delicada trama.
Herodoto, padre de la historia y viajero infatigable, recoge dentro de sus nueve libros la leyenda de Polícrates, muy a propósito para el amante estudioso (2). Amasis, rey de Egipto, viendo la buena fortuna y riquezas que su vecino Polícrates andaba adquiriendo, se decidió a escribirle una carta bastante maliciosa previéndole contra los envidiosos halagos de los tiempos prósperos. Hízole esta recomendación: "Ponte solo a pensar cual es la cosa por la que sientes mayor estima, por cuya pérdida más afligido se encontraría tu corazón. Una vez hallada, apártala lejos de ti ....". tan curioso remedio fue tomado en serio por el buen Polícrates, quien echó mano de un apreciadísimo sello de oro y esmeralda que siempre lucía en su dedo para lanzarlo al mar. Pero sucedió que, pasados varios días, uno de los pescadores de Samos recogió un pescado tan grande y exquisito como para considerarlo digno de su gobernante. Presentose así en el palacio de Polícrates y regaló el hermoso presente. Entonces aconteció lo inesperado; los criados, al aderezar y partir el pescado encuentran en su vientre el sello perdido. La alegoría es muy sugerente. Tratamos de un pez oscuro (según el vocablo original) que guarda en su vientre el anillo perdido. Este sello nos ofrece una valiosa información acerca del pez, "muy raro y vistoso" en palabras de Herodoto. Está compuesto de oro, dándonos a entender que encierra (o es) oro hermético, y de esmeralda, pues es verdaderamente la esmeralda de los filósofos. Entended ahora la razón por la cual Jonás vomitado por la ballena es la imagen del León Verde saliendo del vientre del peje químico, ese León verde al que George Aurach dedicara la primera lámina de su "Preciosísimo Don de Dios" es el mismo líquido que regurgitan los peces labrados entre los relieves de la casa Xifré. Escuchad ahora al autor que declara (3): " La primera materia de la obra es la Saturnia Vegetal, el Hyle o Caos Filosófico. Este Caos está representado por Sileno, Nereo, Hilas, Arquelao, Neptoleno, Venus Hermafrodita, el Pez Skimoÿs, el León de Nemea, la Tabla de Esmeralda, el Duenech Verde, el León Verde , etc." Se afirma que el sello está fabricado por Teodoro, hijo de Telecles. Teodoro es un compuesto de qeos , divino elevado, y de doros , tronco, término este último que nos remite a ulh , tronco, madera, pero también materia. Contamos, como vemos, con la materia elevada o, digámoslo más claramente, lo sublimado. Cirlot (4), simbolista inspirado como pocos, relaciona sabiamente el anillo con el caduceo de doble serpiente así como con la cadena. Efectivamente, nuestro pez guarda un estrecho vínculo con el mercurio hermafrodita, y además posee, cual cadena poderosa, la virtud de retener, fijar y solidificar. No es casual que los antiguos lo identificasen con la Rémora, de la que se asegura que puede parar a los mayores navíos; he aquí lo que dice el autor anónimo de un valioso tratado al describirla (5) "Cuando decimos fielmente algunas palabras al oído de un amigo verdadero, mostramos este oculto secreto de los sabios, a saber, cómo se puede asir de un modo natural el pequeño pez llamado Rémora, capaz de detener a los orgullosos navíos en su curso por el gran mar océano...". Telecles, padre, esconde el arcano de qhlh , seno, entrañas, y kleitos , célebre; esto es, el principio engendrador por excelencia en el magisterio, el más cantado y afamado, nuestra magnesia, progenitor tanto del azufre naciente como del mercurio común.
Resulta fascinante comprobar la malicia de los filósofos en lo referente al pescado hermético. Ya dijimos que hay quienes lo asocian al azufre, otros, no pocos, refieren así al Rebis, y algunos toman el mismo símbolo para el azufre, el mercurio simple y el mercurio disolvente compuesto, es el caso de Lambsprink (6): "los filósofos dicen comúnmente que hay dos peces en nuestra mar (o nuestra obra, es lo mismo), los dos, en verdad, sin carne ni espinas (convenientemente preparados) son cocidos en el agua que les es propia. Entonces saldrá de ellos la gran Mar (o gran obra, es decir, el primer embrión de nuestra piedra que llegará a ser azufre perfecto) que ningún hombre puede describir. He aquí lo que por esto entienden los filósofos: Se encuentran dos peces, pero los dos no son sino uno, dos, sin embargo, y, no obstante uno solo (dos que son uno, entiéndase por esto una sustancia doble compuesta de dos cosas RE+RE)". Seguramente el amante de la ciencia, diligente minero de bibliotecas pero carente de la práctica de laboratorio, estará ahora sumido en mayores tinieblas que al principio del presente artículo; empero espero que no nos culpen. Sucede que, por mucha teoría que se tenga, el nudo gordiano de la disolución filosófica es imposible de deshacer sin la práctica.
El labrador celeste cuenta con una especie de magnesia o plomo filosófico (la primera negrura) del que extrae, con mucha industria y paciencia, dos sustancias; un sulfuro negro-azulado y un mercurio permanente. A continuación se dispone a reunirlos de nuevo. Entonces pez y virgen se fusionan en la forma de una espléndida sirena, que es el paradigma clásico del cuerpo mixto. Hay comentaristas que, ¡atención!, más celosos de su arte, suprimieron la sirena y mantuvieron la figura del pez para trastornar el razonamiento del aprendiz. No se dejen engañar, la sirena equivale a la ballena o al delfín; también, ya fuera del medio acuático, es lo mismo que la gallete o roscón de reyes en los libros de Fulcanelli y Canseliet. La pasta hojaldrada esconde al bañista o haba (de kuamos , parónimo de kuanos , negro-azulado) reuniéndose ambos en un solo cuerpo. ¿Cómo accedió ese pequeño corpúsculo al interior de aquella masa fabricada a partir de la leche de la virgen? La respuesta es insinuada por la lengua verde: faba se empleaba entre los griegos para identificar a la sorpresa y a la paloma. Y es que nuestro pez (fattaghs , animal con escamas) tiene mucho que agradecer a los vuelos de la paloma (fatta).
Cuando alcancen a conjuntar azufre y mercurio poseerán el latón de los sabios. Manifestamos esto porque es costumbre confundir aquella magnesia con aqueste latón por ser tiempos semejantes en la obra. ¡Mucha cautela! Ante todo tengan siempre presente que el sulfuro es quien dirige el magisterio. ya vemos a los tradicionalistas rasgando sus vestiduras y gritando: ¡Qué dice este loco! ¡Acaso no ha leído a los clásicos que exaltan al mercurio por encima de su antagonista!. Personalmente comprendemos que así lo hicieran. Es Hermes quien se mueve en la composición, el verdadero agente activo que produce la transformación. No obstante nadie me puede negar que gira alrededor del azufre, una sustancia mucho más pasiva que se deja llevar, pero cuyo valor principalísimo vemos inexcusable. Es él quien finalmente domina; la piedra filosofal es puro azufre, azufre perfecto, de hecho todo el magisterio reside en la fijación del mercurio por parte del azufre.
En la primera etapa se hace imprescindible la atenta vigilancia del fuego. Si se es prudente el sulfuro comenzará a ser a absorber poco a poco una parte del mercurio. Se trata de la coagulación en forma de floris lactis. En la superficie líquida comienza a organizarse una ligera telita parecida a la nata sobre la leche hirviente; es una capa que se fragmenta rápidamente en pequeños trozos que parecen jugar sobre las aguas. "Los filósofos - dice d'Espagnet (7) - poseen también su mar, donde nacen pequeños peces gordos que tienen escamas plateadas y brillantes; si sabemos atraparlos y envolverlos en una red delgada seremos considerados pescadores muy hábiles". Los corpúsculos flotantes se asemejan a peces que el artista debe pescar, revolotean sin descanso, van de acá para allá sin orden ni concierto, se sumergen y afloran cuando quieren. Con alta destreza se logrará que las partes dispersas se suelden y cubran de nuevo toda la superficie acuosa. La materia se ha fijado o, si lo prefieren, el pescador ha atrapado los peces en su red tal y como lo representa el "Mutus Liber" en su tercera lámina. Como pueden apreciar, la mangueta no es más que el arcano del primer estado sólido de la piedra. La mitología clásica hizo graciosos juegos sobre el prodigio de la pesca milagrosa. La "Odisea" luce como un escrito muy revelador: Los mitos de Faro y Delos van ha mostrarse muy generosos con nosotros; pedimos, eso si, atención a la exégesis que vamos a acometer.
Homero (8) nos relata como Menelao, navegando hacia Egipto, se ve obligado a permanecer en la isla de Faro. Menelao es mhnh , luna y laos , piedra; la piedra lunar o mercurio filosófico que viaja en busca de su propia perfección. Él mismo declara (8): "En Egipto era donde yo quería estar", es decir, la conjunción pretendo alcanzar (9),pero sucede que se encuentra en un estado preliminar absolutamente inexcusable: "Pero heme aquí retenido por la voluntad de los dioses en Faro". El griego Faros ,la citada isla, se relaciona con faros ,capa, velo, y hace alusión a esa capa a modo de nata que se forma en nuestra mar. En realidad Faro y Egipto son dos etapas en la evolución de nuestra materia, siendo la primera muy poco conocida en comparación con la segunda. Tras los primeros pasos de la fijación se hace necesario que la unión de los progenitores continúe hasta lograr un asentamiento total. La leyenda hace así entrar en acción a la ninfa Idotea y a Proteo el inmortal. La primera representa el agua divina o exaltada: de udos ,sudor, agua, y de qeos ,divino; en cambio Proteo alude al fuego secreto del alquimista, es un vocablo de origen egipcio, su raíz es PUTRI, que identifica al fuego celeste o sagrado de los santuarios y los grandes sacerdotes. Estamos, en fin, ante los mismos conceptos que emplearía Cyrano de Bergerac veinticinco siglos después de la Odisea, esta vez representados con el aspecto de la Rémora y la Salamandra. "Progresivamente, bajo la acción del fuego interno, la película se desarrolla, se espesa, gana en extensión hasta recubrir toda la superficie de la masa fundida (1)", esta frase de Fulcanelli hace comprensible a Homero cuando dice que las focas salían de las profundidades y se tendían en manada sobre las orillas de la isla de Faro. Foca, fwkh ,viene del hebreo vacilar, estar inestable, una etimología plenamente coherente con nuestra interpretación hermética, ya que nuestro azufre naciente es muy movedizo cuando flota suelto en mil pedacitos, por lo que lentamente las partículas se asocian en cuerpos mayores que a su vez se ligan en grandes areas de "nata" negruzca. Estos animales "Exalaban un olor mortal (8)", el característico tufo fétido y pestilente de la materia entrando en putrefacción.
Similar interpretación merece el mito de Delos, otra visión de la isla filosófica. Los poetas helenos sostienen que en un principio boyaba a la deriva, a merced de las olas y los vientos, sin ninguna consistencia, así que la marcaron con dos apodos: Asteria, de Asthriktos , que carece de apoyo; y Ortigia, de Orqigia , que gira. Según se narra, sucedió un día que hasta sus costas llegó Latona. Venía encinta y huyendo de Pitón (Puqwn, es argóticamente Puqw, la primera putrefacción) , el enviado de Juno (el aire de los filósofos). Al parecer había tenido comercio con Zeus (nuestro disolvente) y la celosa esposa de éste quería acabar con su amante. La idea a extraer es la siguiente: Latona es la imagen de la piedra o azufre de los filósofos sobre el cual se realizan una serie de operaciones encaminadas a conseguir su progresiva fijación . Se nos dice que era hija de Ceo (zew significa agitarse y se refiere a la mar agitada de la que surge la piedra) y que quedó embarazada de Zeus o, lo que es lo mismo, que el azufre absorbe parte del mercurio al ser puestos ambos en disolución. Según parece, estuvo bastante tiempo buscando un lugar donde dar a luz (es el largo periodo que transcurre hasta la putrefacción, los famosos cuarenta días del Trevisano) hasta que por fin divisó Delos Asteria (nuestros pececillos), a cuyas costas arribó buscando refugio. Se asegura que en ese momento la isla quedó fijada: "...antes era arrastrada por las olas y los soplos múltiples de los vientos impetuosos. Pero cuando la hija de Ceo llegó a ella llevada por los dolores de su sagrado alumbramiento, entonces cuatro columnas enhiestas se levantaron desde los fundamentos de la tierra, calzadas de acero, para sostener la roca sobre los capiteles (8)"; los textos alquímicos describen éste momento cuando hablan de una piedra (generalmente cúbica) que surge del mar; lo oculto, dicen, se ha hecho manifiesto (véase que dhlos quiere decir "lo que aparece, lo que se hace visible"). Tocamos el momento en el que Delos y Latona pasan a identificar una misma cosa, el Cobre o Bronce de los sabios, su Latón ( la relación Latona-Latón es palmaria; en cuanto a Delos, Homero dice que "es una isla flotante, su costa es de bronce..."). Se trata de la completa negrura o putrefacción, la segunda, llamada también fiemo, estiércol, sepulcro, muerte, tinieblas, etc. Es el primer color verdaderamente destacable en el magisterio; de él se dice con razón que encierra a los otros dos, de ahí que dhlos se permute por delfis , el delfín, palabra abrazada a delfus , matriz, seno. La isla filosófica encierra los otros dos colores tal y como explica el Cosmopolita en su parábola cuando alude a cierta ínsula en la que crecía un árbol lunar (el blanco) y otro solar (el rojo). De igual manera Latona dará a luz a Diana y a Apolo.
Les advertimos que todo lo comentado tiene como fin ponerles en guardia acerca de la diferencia entre el pez-azufre naciente y el pez-isla o delfín (10), no los confundan, sería su perdición.
Nuestro pez o cuervo posee un tono negro-azulado muy peculiar que lo ha echo relacionarse con la violeta. En clara referencia al Echeneis dice Fulcanelli (1): "En el lenguaje oral de los adeptos este cuerpo apenas se designa con otro término que con el de violeta, primera flor que el sabio ve nacer y expansionarse...". El presidente d'Espagnet también nos despacha una jugosa cita sobre lo delicado de la pesca filosófica (7): "No distantes de la fuente de entrada, las violetas primaverales se presentarán en seguida a ti, las cuales asumirán un color muy nítido de un color azufre ligeramente oscuro, porque fueron regadas por los canales de un ancho río dorado. El sol te proporcionará presagios de eso. Mientras no hayas compuesto la piedra no recogerás estas flores tan preciosas, pues, cuando son arrancadas con violencia no poseen ninguna tintura. Llegado el tiempo arráncalas con cuidado, con una mano hábil e ingeniosa". Hay que considerar muy seriamente la dificultad práctica real que existe al trabajar con el peje químico; asoma cuando se le antoja, y el afortunado que lo atrapa sólo puede actuar sobre él con el auxilio de un maestro alquimista muy experimentado. Así el libro de Tobías nos asegura que: "Llegada la noche la pasaron ( El arcángel Rafael y el propio Tobías ) a la orilla del Tigris. Bajó el joven a lavarse los pies al Tigris. Un enorme pez, saltando del agua, quería devorarlo, y entonces gritó. El arcángel le dijo: Agarra al pez y no lo sueltes. El joven lo atenazó y lo sacó a tierra. Abre el pez - le dijo el ángel- quítale la hiel, el corazón y el hígado y guárdalos; tira los intestinos. La hiel, el corazón y el hígado son medicinas excelente. El joven abrió el pez y extrajo el corazón y el hígado. Asó parte del pez y tiró el resto (11)". Hace falta mucha paciencia y mucha suerte para que se cumpla esta sentencia de Filaleteo: "...el color negro, por lo menos de una forma superficial, comienza a aparecer a los cuarenta días...(12)".
¡Que interesante y distendido nos está resultando hablar apoyados en las fábulas y mitos del pasado! Las exposiciones que nos hacen son totalmente herméticas, pero con la clave adecuada resultan sumamente pormenorizadas y precisas. Son, para el amante de la ciencia, diamantes en bruto que brotan en cualquier parte. Si, por ejemplo, viajan a la región francesa de la Normandía, los lugareños más ancianos les contarán, seguro, la leyenda de la isla Tatiohou, que es una roca frente a las costas del canal de la mancha. Según parece, Dios y San Pedro navegaban por aquellas aguas subidos en un simple manto o capa extendida (nuestra floris lactis). Tan desaconsejable vehículo hizo asomar las dudas en el santo pescador, que empezó a señalar la extensión de las olas y la violencia de los remolinos; su maestro, contrariado por la poca fe que mostraba, le dijo: ¡Debajo del manto! ¡Toca ahí (Tâte y oû, en francés) y dime si no encuentras roca! Al comprobarlo Pedro vió que era cierto.
Para finalizar vamos a rematar nuestro comentario con la inclusión de un último cuento alegórico ,el enlace entre Peleo y Tetis, los padres de Aquiles.
El vocablo Peleo, si atendemos al origen helénico Phleos, enlaza fonéticamente con pelis , negro, lívido, plomizo; con ð ç ë ü ò , barro, cenagal, heces; y con phlaios, hecho de barro, lodo y arcilla. Se trata del principio macho, aquel Perro de Corrasán, del griego korax , cuervo marino, que es lo mismo que korakos , pez negruzco. Pensando en nuestra audiencia más joven lo marcaremos como "primer pescado".
Por otra parte Tetis, qetis , la diosa del mar, se asocia a términos como qetikos , obrero, sirviente; y qhtta , oriente, que hacen clara referencia al mercurio común del filósofo, el verdadero "obrero incansable y jamás ocioso ", nuestro criado servicial en palabras del Cosmopolita: "...yo soy la vía, el precursor, el peregrino, el criado, el fiel a mis compañeros, que no deja a los que le acompañan, sino que muere con ellos (13)". La fábula afirma que los contrayentes no tuvieron relaciones hasta el momento en que ella adoptó la forma de un Sepia; este matiz señala la necesidad de que aparezcan nuestros peces antes de la negrura o conjunción. Una capa negruzca y brillante cubre la superficie de nuestro mar, es nuestro "segundo pescado", de caracter doble, al cual los navegantes ven en algunas ocasiones como sirena o como isla mágica; se trata, en fin, de la Sepia, shpia , esto es, la espuma de mar, shpion , que anuncia la podredumbre o putrefacción, shpedwn . Es otra manera de referirse a la espuma de los dos dragones, la concepción del niño filosófico (14). Ahora entendemos a Pernety cuando plantea que: "He aquí que Aquiles es hijo del barro negro y del agua. Se sabe que la Sepia arroja un licor negro que tiñe el agua en la que se encuentra, y la cambia, si se puede decir así, en una tinta oscura. Todo esto encaja muy bien con la formación (concipio) del retoño de los sabios, que hemos dicho se hace siguiendo a los filósofos cuando la materia puesta en el vaso llega a un estado similar al del barro negro, o a la de la pez fundida. Por la misma razón la fábula dice que la boda entre Peleo y Tetis se hizo sobre el monte Pelión (15)".
Como resultado obtendremos la tan ansiada piedra de los Filósofos, Aquiles, Acilleus , en su forma más básica. Está aún tierna, falta de jugo, aculos ; aunque en potencia es ya la piedra filosofal o rubí celestial, akulwnion . Alcanzará tan supremo estado gracias a la particular cría que Tetis lleva a cabo. Al parecer, colocaba a Aquiles toda la noche al fuego para consumir lo que tenía de mortal y corruptible (son los famosos lavados de la materia para lograr la blancura). Y, durante el día, lo ungía con ambrosía mirando por su divinización (La ambrosía, de ambrotos inmortal, es un sinónimo del fuego secreto o atanor filosófico, aqanatos, inmortal, imperecedero). Completado el ciclo se decidió dar a Aquiles el título de puriqous , el de fuego, una fórmula dídima de la del azufre perfecto: purpuros , el fuego del fuego.
No dudéis en afirmar que Tetis uniéndose a Peleo y la Sepia son una misma cosa, la espuma de mar, afros , y por tanto la Venus hermafrodita sedente en una concha tal y como leemos en un interesante tratado: "La materia que encierra la virtud fermentativa es la misma que la Venus hermafrodita de los adeptos; es, dicen, una sustancia húmeda, espíritu universal del mundo.......unos la han llamado León Verde, como Paracelso y Ripley; pero la mayoría la han llamado Hylé (3)".
El pez hermético es, además, Maya preñada de Mercurio, Juno preñada de Hebe, Ceres de Hécate; son Marte y Venus atrapados en la red trenzada por Vulcano, Horus antes de ser matado por Tifón...., ficciones todas cuyo estudio recomendamos al estudiante inquieto. Para los más doctos dejaremos la propuesta de una obra redactada por el gran hierofante hispano de la gaya ciencia. Cruda tarea será la de romper su sello protector. Nos referimos a la "Ilustre Fregona", novela ejemplar del coloso Miguel de Cervantes donde se declara una gran verdad: "¡Oh pícaros de cocina!, sucios, gordos, pobres fingidos, tullidos falsos, cicateruelos de zocodover.........con toda la caterva que se encierra dentro de ese nombre de pícaro. Bajad el toldo, amainad el brío, no os llaméis pícaros sino habéis cursado dos estudios en la academia de pesca de los atunes (16)".
(1) Fulcanelli. "Las Moradas Filosofales". Plaza y Janes. 1969.
(2) Herodoto de Halicarnaso. "Los Nueve Libros de Historia".
(3) Anónimo. "Concordancia Mito-Físico-Cabalo-Hermética". Obelisco. 1986.
(4) Juan Eduardo Cirlot. "Diccionario de Símbolos". Editorial Labor. 1969. Voz "Cadena".
(5) Anónimo. "Instrucción de un Padre a su Hijo a cerca del Árbol Solar". El Artesano. 1993. Pag 23.
(6) Lambsprink. "Tratado sobre la Piedra Filosofal". Obelisco. 1987. Las frases entre paréntesis que añado a esta cita son mías, espero que faciliten la comprensión del texto.
(7) Jean d'Espagnet. "La Obra Secreta de la Filosofía de Hermes". Índigo. 1995.
(8) Homero. "La Odisea". Gredos. 1991. Canto IV para Faro y canto X para Delos.
(9) La etimología de la palabra Egipto es "país de poniente", y en alquimia las palabras "poniente" u "oeste" significan la oscuridad, la negrura, la muerte, epítetos todos de la conjunción, también llamada putrefacción. Véase todas estas expresiones en el "Diccionario Mito-Hermético" de Dom Pernety. Índigo. 1993.
(10) El delfín casi nunca aparece sólo en la iconografía tradicional. Es frecuente encontrar la imagen de dos delfines juntos, o de un delfín y un ancla. Así pues conviene asociar este animal con la idea del mercurio doble.
(11) La Biblia. Libro de Tobías. Cap 6, versículo 1. Este pasaje está cuajado de símbolos y escenas sugerentes; la noche o negrura, el acto de sacar el pez a tierra o fijación de la materia y las manipulaciones posteriores son algunas muestras.
(12) Ireneo Filaleteo. "Comentario de la visión de Sir George Ripley". Texto incluido en la revista virtual "Turba Philosophosum". 1998.
(13) Cosmopolita. "Nueva Luz Química". Librería editorial J.Fonfría. 1995.
(14) Decimos concepción, que no nacimiento. El primero alude al negro(las vírgenes negras o matronas), el segundo al blanco( el acto de dar a luz).
(15) Dom Pernety. "Les Fables Égiptiennes et Greques devoilées...". Chez Delain, libraire. 1758.( De esta cita conviene aclarar que Phlion , Pelión , es argóticamente pelios, oscuro, negro, sombrío.
(16) El pícaro es aquí el alquimista, pues Mercurio tenía entre sus atributos el de ser protector de los ladrones y ladronzuelos. Así pues que nadie presuma sin capturar los pequeños peces filosóficos(El atún, qunnos ,es lo mismo que tunnos , pequeño).

Tantrismo y alquimia. -

Tantrismo y alquimia. -
Como hemos anotado frecuentemente, los parecidos entre el Tantrismo y la alquimia son impresionante. Esto no sería sorprendente si se tiene en mente que estas dos tradiciones revitalizan el mismo simbolismo antiguo, mito-cósmico en naturaleza, haciendo de la identificación con el mundo el primer y necesario paso a la liberación. Así como la alquimia ha permitido que el carácter sagrado de la carne del mundo sea mantenido bajo el elevado ascetismo monástico de la cristiandad, así el Tantrismo parece haber nacido de una lúcida sistematización de los conceptos que subyacen los ritos(y mitos)carnales profundamente poéticos y castos de la vida diaria hindú, pero los que la especulación vedántica ha negado más y más en favor de una expresión aparentemente discursiva y desencarnada del misterio de la unidad. Estas raíces comunes, este rol parcialmente análogo explica porqué convergen las actitudes del Tantrismo y la alquimia. Ambas toman el cuerpo material como su punto de partida para transfigurarlo, debido a que no es otra cosa que el cuerpo espiritual identificado con su propia objetivación por el proceso del deseo "cosmogónico". Así el "cuerpo diamantino" del tantrismo corresponde al corpus glorificationis de la alquimia latina, y el símbolo del diamante es idéntico al de la "piedra" el que es también un diamante. Es debido a que las dos tradiciones tienen una concepción similar de la naturaleza: la alquimia es claramente un "shaktismo" que asume, aún en su oscurantismo final, el poder inmanente del principio así como el salvar al hombre - conforme a la afirmación Tántrica - a través de los mismos medios que habitualmente causan su caída. Finalmente en ambos casos es el mismo planteamiento de la sexualidad positiva que se detiene, explícitamente al menos, en el plano cósmico en la Alquimia, mientras que empieza IN DIVINIS para el Tantrismo: La oposición del azufre y el mercurio aparece así como una aplicación contingente relativa entre Shiva y su Shakti. Bajo estas condiciones, es normal observar los grandes parecidos entre la "fisiología" sutil del tantrismo y el de la Alquimia. La multiplicidad de Nadis, aquellas corrientes de fuerza sutil que surcan y "animan" el organismo, culminan en una dualidad, la de las dos arterias opuestas llamadas PINGALA E IDA. Ida cuyo color es un blanco muy pálido, representa una corriente "lunar" ligada al principio sháktico; Pingala, de rojo brillante, es una corriente "solar" shivaica. Estos dos Nadis, que emergen de la región sacra y se entrecruzan alrededor de la columna vertebral, corresponden en el lenguaje alquímico a las dos serpientes del caduceo, opuestas una a otra, como el blanco y lunar mercurio al rojo y solar azufre. Así como la dualidad de ida y pingala es resuelta en el momento de la realización espiritual, en la unidad de la arteria central - la shushumna-, de modo que las dos serpientes que peleaban una contra otra , habiendo sido golpeadas por la vara de Hermes se enroscan alrededor de ella, domadas de allí en adelante, otorgan al Dios los dobles poderes teúrgicos de "atar"y "desatar". La naturaleza cósmica en su estado latente necesitando ser despertada y dominada, es simbolizada en la alquimia como en el Tantrismo por una serpiente enrollada sobre sí misma: Ouroboros y Kundalini. Ambas tradiciones relacionan a esta serpiente con la pesadez, el sueño y la tierra: a la VISITA INTERIRA TERAE hermético corresponde el descenso al MULADHARA-CHAKRA, el centro sutil que está en la raíz de la existencia corporal y el cual corresponde al TATWA de la "tierra". El Tantrismo localiza esta chakra en la base de la columna vertebral, y uno podría suponer que una localización análoga fue conocida de la alquimia, dado que ésta, como el Tantras, relaciona al fuego de la tierra a la función sexual, y a menudo sitúa al centro lunar- que corresponde, como hemos visto a PHUSIKON, la totalidad de las energías vitales -en la base de la espina dorsal. Resta, para completar esta breve comparación de las dos "fisiologías" sutiles, el problema de los "centros de vida". "La calidad de libertad pasa a través de la cualidad astringente(que puede ser comparada al aprisionamiento en la dureza de la tierra), hiende al cuerpo, y emerge del mismo, por fuera y sobre la tierra(el cuerpo y la tierra parecen análogos aquí al muladhara chakra)y así avanza persistentemente hasta que ha crecido un largo tallo. Las calidades(la unión de Ida y Pingala)ascienden a través de este tallo(shushumna). Allí ellas generan los colores. . . posteriormente florece un botón en el tallo, el cual es un nuevo cuerpo, que se parece al que originalmente tuvo sus raíces en la tierra, asumiendo de allí en adelante una forma más sutil". Parece, sin embargo, que una verdadera correspondencia no puede ser establecida entre los centros de la alquimia y aquellos del Tantrismo, excepto los cuatro centros que se elevan por pasos desde la región sacra al corazón, o mas bien, es sólo en el caso del corazón que la correspondencia es completa; los tres centros alquímicos mas bajos representan solo la modalidad shaktica o mercurial de las correspondientes chakras, su modalidad Shivaica o sulfurosa es encontrada en los centros alquímicos situados sobre el corazón: por ejemplo, el muladhara chakra es identificado no con el centro lunar único de Gichtel sino con la unión entre el centro lunar y el centro saturnino, que es localizado en la cabeza, esta chakra es de hecho relacionada no solamente con la fuerza vital de la Kundalini sino también al "Dios de la Tierra" simbolizada por la 'masividad' del elefante y que corresponde más claramente a Saturno y a la pesadez del plomo. Los centros que la alquimia coloca sobre el corazón no tienen nada que hacer con las chakras cuya localización es aproximadamente la misma. EN TERMINOS TANTRICOS LA REALIZACION ALQUIMICA SE DETIENE EN EL CORAZON. Esta diferencia es fácil de comprender. El Tantrismo es un camino espiritual integral, la última "adaptación" de la tradición hindú: La conquista del corazón, esto es, del centro del ser humano en el cual es reflejado el centro supremo, es de este modo en aquél contexto sólo una etapa que lleva al "ascenso" hacia estados más elevados del ser. El corazón marca el momento donde el hombre que ha descubierto su centro "es hecho cósmico". Arriba, las chakras más elevadas simbolizan los "cielos" supraformales y el pasaje a la fontanela, la unión con lo trascendental. La alquimia, por el contrario, es una ciencia cosmológica que nunca ha reclamado ser autosuficiente. Ella ha estado siempre subordinada a un camino espiritual de unión, hablando con propiedad, sea que uno esté considerando la parte "sacerdotal' de la tradición Egipcia, del Sufismo, del Hesycasmo Bizantino o de las grandes tradiciones mística "intelectuales" de occidente hasta Meister Eckhart y aún Angelicus Silesius. Por eso es que limita a establecer un contacto en el corazón con el rayo "solar" de trascendencia y ve la disolución del mundo en su centro como subsecuente a una restauración igualmente importante. La realización alquímica es una realización "horizontal" en la dirección de la respiración cósmica. La realización Tántrica asume esta respiración y la absorbe en una vertical que no tiene que ver ya con el espacio. Lo que a la postre corresponde al Tantrismo no es la alquímica medieval por sí sola sino la espiritualidad medieval completa con sus infraestructuras alquímicas y su logro puramente cristiano. Así el árbol hueco de la alquimia no es idéntico al árbol Tántrico de la vida: uno podría decir que es el reflejo impar en el medio cósmico de la raíz del segundo, dado que el tronco que está perdido en los cielos no deja otra traza que el luminoso centro del corazón(*) (*)Evidentemente de lo que se habla aquí no es otra cosa que el simbolismo del corazón, concerniente al retorno al estado primordial, esto es, en términos cristianos al estado adánico. Un significado más amplio es adscrito al corazón en el hinduismo, que siempre lo considera como el lugar de residencia de ATMA , y especialmente en las tradiciones monoteístas en su forma más elevada Hesycaísmo y Sufismo: la"dimensión" metacósmica que el tantrismo en una cierta forma "proyecta"del corazón a la fontanela aún permanece, contenida en el corazón, en este caso la visión del "ojo del corazón"no se "levanta"para unificar la inteligencia objetivadora de los ojos sensoriales, mas bien ésta "desciende" dentro del corazón para ser transfigurada allí. Así el complemento espiritual, propiamente hablando, de la alquimia se halla en la "gnosis" cristiana, de la cual Meister Eckhart en occidente y San Gregorio Palamas son los testigos preeminentes, la invocación del Divino Nombre resume el trabajo de la reintegración alquímica al reabsorber el cosmos en el verbo- "el reino de lo posible" y la "apertura" de los CHAKRAS más elevadas del Tantrismo se actualizó, "mutatis mutandis" por el descenso de la inteligencia dentro del corazón y la total integración de la dimensión metacósmica del corazón. Profundamente cristianizada, situada en el punto donde se unen la iniciación de las fraternidades y de las órdenes de caballería, la alquimia constituyó en la cristiandad medieval la doctrina central de los "misterios menores" cósmicos. Hijo de Dios a través de la mediación de Cristo, el artesano o el Emperador era igualmente padre y mediador en relación al mundo, a través del arquetipo de Hermes, representado como un rey anciano. Esta alianza fue interrumpida por ciertos desastres internos que no necesitan ser señalados aquí y que tuvo lugar entre finales del siglo doce hasta el final del siglo catorce. En esencia metacósmica, el cristianismo, en occidente al menos, fue cada vez más "anticósmico"; prohibidos los fieles de recibir el vino, que es sangre, en la comunión, la larga batalla de usurpación moralizante propagada por el papado contra la función sagrada de los emperadores; el carácter autónomo y profano adscrito a la naturaleza por el Tomismo- todos ellos son aspectos de este divorcio gradual de lo sagrado de la vida. Por su parte la alquimia se tornó más y más encerrada en su cosmos divinizado: la desaparición de los textos de la CITRINITAS(en griego XANTOSIS), esto es, la desaparición de la intervención de una influencia trascendente en la formación del oro, enfatiza este triunfo del inmanentismo. La oposición entre el FILIUS MACROCOSMI y el hijo de Dios hizo posible el mundo moderno. Esta reconciliación puede ser quizás prefigurada por el redescubrimiento del profundo significado de la alquimia y del cuerpo total de las tradiciones "mitológicas" pues "LA PIEDRA ES EL CRISTO". "Y os diré que si estos(los discípulos)mantuvieran su paz, las piedras inmediatamente darían de voces".
FIN

La "vía húmeda" y la "vía seca". -

La "vía húmeda" y la "vía seca". -





La vía que acabamos de describir recoge a la energía en sí misma para transformarla en fervor: ésta es la vía húmeda. Los alquimistas hablan en términos ocultos- aún más ocultos que usualmente, de una vía rápida y peligrosa, la vía seca. Esta usa un fuego "contranatural" análogo en el ámbito cosmológico al "yoga del conocimiento" del Vedanta, o mejor aún, al "camino directo" del Tantrismo. Él va "directamente" del "ego" al "hombre interior" sin pasar a través de la mediación cósmica, que toma lentamente dentro de sí el alma del mundo. Parece partir de un más radical" descenso en el infierno", trátase sin duda de un volverse inmediatamente consciente de la formidable energía que está dormida en las piedras y en los sistemas óseos; como en el Tantrismo inmediatamente antes del despertar de la Kundalini, esta conciencia toma la apariencia de un calor tórrido ligado a la afirmación "Yo soy" que no es más ya individualizada. Este calor, el de la "cal viva" devora la objetivación psico-vital del mercurio para permitir sólo que subsista la certeza del oro. La "vía seca, que no opera ya más con el fuego lento de la naturaleza, sino con la precipitación que proviene del diablo", parece haber empleado - para facilitar los traumas de "desidentificación" que dislocan las apariencias- pociones intoxicantes, quizás líquidos orgánicos mezclados con alcohol, como la "orina de un borracho". La orina, cuyo símbolo se encuentra en la alquimia Tántrica, designaba, sobre todo para el alquimista, "el fuego de la naturaleza inferior", "UR INFERIORIS NATURAE". Pero, en vez de comentar aquéllos métodos "corrosivos", con respecto a los cuales los textos, en ausencia de ninguna enseñanza oral, son difíciles de interpretar, daremos seguidamente algunas indicaciones acerca de los procesos que son "muy gratos a la naturaleza".
Métodos. -(*)
El antiguo carácter del ascetismo alquímico explica por qué tiene menos que ver con la renunciación que con el desapego, menos con una huida del mundo que con una participación purificada en su divina celebración. Puede decirse que su meta es la penetración del ambiente cósmico, una "cosmización" del ambiente cósmico, una "cosmización" del alma, para usar la expresión de Mircea Elíade. Como el "VAS HERMETIS" el cual es su soporte para la meditación y, en cierta forma, su símbolo, el alma del alquimista debe tornarse "redonda" como para imitar la perfección esférica del cosmos; Ella debe contener a la tierra y a su fuego de abajo, al cielo con su Sol y a la Luna. (*)Nota. - No podemos tratar aquí el papel completo de los metales y del laboratorio en la obra alquímica. Sin embargo señalemos que las operaciones materiales no tenían autonomía espacio-temporal y no se desenvolvieron conforme a causas y efectos fisico-químicos racionales. Ellas eran, sobre todo, un apoyo para la meditación, un medio hacia el maravillarse, y, con este propósito, haciase surgir el valor especial de aquéllas "cualidades secundarias", las que la ciencia moderna desde Descartes ha negado. Más aún, ellas constituían un resultado, una "aura" de regeneración humana, y así actuaba sobre los materiales, no a través de los materiales mismos, sino a través del conocimiento operativo de su substancia psíquica y su esencia espiritual. Ella debía homologar al mundo, de modo de convertirse, con él, la "matriz" y el "huevo" de los cuales el FILIUS PHILOSOPHORUM, la piedra milagrosa nacería. Debido a que, conforme reza el proverbio "uno no puede hacer oro excepto con oro", el alquimista empezará de los granos dispersos en la vida ordinaria, de los "momentos de suspensión "o "instantes dorados" que algunas veces despejan nuestro sueño y permiten que un resplandor del oro interior se filtre a través nuestro, a través de la montaña de nuestra ignorancia.
Imaginación verdadera. -
Para recoger estos granos de oro, la práctica principal de la alquimia parece haber sido la "imaginación", no imaginación en el sentido ordinario, sino "imaginación verdadera", que los textos oponen cuidadosamente a "fantasía". ET VIDE SECUNDUM NATURAM, DE QUA REGENERANTUR CORPORA IN VISCERIS TERRAE ET HOC IMAGINARE PER VERAM IMAGINATIONEM ET NON PHANTASTICAM . La imaginación verdadera realmente" ve "los procesos "sutiles" de la naturaleza y sus prototipos angélicos. Es la capacidad para reproducir en uno mismo el desenvolvimiento cosmogónico, la creación permanente del mundo en el sentido en el cual toda creación, finalmente, es sólo una Imaginación Divina. Es también la facultad de interpretar los relatos bíblicos y mitos grecorromanos como realidades siempre presentes, que llevan al Universo de regreso a Dios a través de la mediación de un tiempo sagrado en donde no existe sino un hombre. La imaginación de la alquimia es una visión: Ve el espacio como un símbolo y el tiempo como una liturgia. "Horizontalmente", ella penetra el ambiente sutil, es la "estrella" en el hombre, el "cuerpo celestial", el "astrum", en este caso una expresión derivada de Paracelso y que significa el Alma del mundo. "Verticalmente", esta imaginación conduce a la vida cósmica así aclarada de vuelta a la realidad espiritual: ella toma entonces el nombre de "meditación" INMENSA DIUTURNITAS MEDITATIONIS, y consiste en la prolongada y silenciosa invocación de Dios o más bien del "ángel interior", del "ángel bueno": De hecho la meta de la alquimia, cuyo rol debe permanecer cosmológico, no es la unión con lo trascendente sino el establecimiento de un contacto con ello a través del "rayo angélico" que une lo supraformal con el mundo de las formas. Así pues, cuando los autores herméticos hablan de "ver con los ojos del espíritu", no es un asunto, como creyó Jung, de una proyección alucinatoria de la psique individual o colectiva sobre las substancias químicas cuya verdadera naturaleza permanecería básicamente desconocida; es una cuestión de una "divinización" del misterio de las cosas, en primer término del aún ambiguo misterio del alma del mundo y luego del luminoso misterio del espíritu. Es cuestión de no ver más ya cosas como la humanidad -hereditaria o colectivamente- las sueña, esto es, en su exterioridad sensorial, sino más bien como Dios las sueña, esto es, en su interioridad espiritual. "Dios permite al filósofo inteligente, a través de la meditación de la naturaleza, hacer que las cosas ocultas aparezcan y librarlas de la oscuridad. . . Estas realidades ocultas están siempre presentes, mas los ojos de los hombres ordinarios no las ven -solamente los ojos del intelecto y la fuerza de la imaginación, que perciben con visión cierta "El alma caída sueña de modo de olvidar la ausencia de Dios, esto es, la muerte; ella sueña la condición individual, al universo sensorial y las mil formas en las que él se encuentra y busca convertirlas para su placer, en las artes, las ciencias y técnicas del mundo profano. El alma debe morir a su sueño para redescubrir a Dios. Por eso es que los métodos propiamente espirituales buscan que matar el ensueño del alma, sé a través de la implacable pregunta "¿quién soy yo?", O más bien, en nuestro tiempo, por la invocación del Divino nombre. Por el contrario la alquimia, cuyo método es más "psicocósmico" que espiritual, hace uso de la necesidad de sueño del alma; en vez de "violentar el alma" por la pregunta drástica o la invocación ella expande su sueño a la magnitud del universo y disuelve su prisión individual a través del amor por la belleza del mundo. Cuando el lugar del sueño no es más ya el alma separada sino el alma del mundo, cuando el sueño no es mas ya la "viscosidad" de las apariencias sino la naturaleza virginal en su secreta pureza, pueden luego, para despertar el oro, intervenir los métodos espirituales apropiados: ¿Quién sueña? Es preguntado y la piedra misma proclama el Divino nombre. La respiración. -Esta "poesía real" parece haber sido encarnada a través de la meditación sobre los grandes ritmos corporales. Los textos sugieren el uso metódico del ritmo respiratorio. A la manera de Galeno y Averroes, que ligaban al "espíritu vital" a una substancia de naturaleza psíquica que permeabiliza la atmósfera cósmica y que es asimilada por el hombre al seguir un ritmo paralelo del aliento. Este concepto es tan cercano al concepto de PRANA que nos resulta difícil dudar que los alquimistas conocían ejercicios respiratorios análogos a los del Yoga, y, más precisamente, al Yoga-Laya Tántrico. En el simbolismo de éste último, que es tan antiguo que nos damos cuenta porqué debiera ser tan a menudo el mismo de la alquimia, la vida corporal se halla parcialmente condicionada por la acción contraria de dos "respiraciones sutiles", prana y apana: la primera ligada a la función respiratoria, la segunda a la función sexual. Prana tiende hacia arriba, hacia un escape del cuerpo, mientras que Apana actúa sobre él "como cuerda que ata el halcón", y apana que siempre cae hacia abajo, tiene que rebotar "bajo la acción de prana, como una bola cuando choca con la tierra". Si añadimos que Prana está relacionado con el Sol y Apana con La Luna, no es difícil ver su oposición como un aspecto de la dualidad Azufre-Mercurio, y particularmente de los dos pájaros, uno siendo volátil tiene alas, y el otro, siendo fijo, no las tiene, y cuya perpetua interacción debe ser utilizada y conciliada por el Arte. Pero no es tan fácil decir exactamente a qué se refieren los textos al hablar de lo "fijo" y de lo "alado" que, en el ámbito de la alquimia humana pudiera traspasarse a las técnicas respiratorias. (*) (*) Sin embargo, es casi cierto que, en uno de sus significados, sea el simbolismo de la "circulación" alquímica que se relaciona con la concentración Tántrica de las respiraciones interiores y, notablemente, al dominio del "prana" y del "apana".
La sangre. -
"El alma imaginativa" es el "espíritu de vida", dicen los textos, y él "habita en la sangre". La concentración en la sangre a través del ritmo circulatorio y la sensación del calor corporal parece haber desempeñado un rol importante en el ascetismo de la alquimia, La sangre es la "lámpara de vida", el soporte del alma, mercurio en su modalidad más cercana al azufre, con el cual se une en el corazón. En una cierta forma, el trabajo alquímico puede ser referido a la transmutación de la sangre, la cual, inicialmente coloreada por el oscuro Sol del ego, es iluminada por la radiación del corazón del mundo. Los autores arábicos ya hablan de una "descomposición la cual, por medio de un fuego gentil, transforma a la naturaleza en sangre". Toda la primera mitad del trabajo, que reabsorbe lo sensorial en el alma, es transcrita por tanto como una experiencia interior de disolución del cuerpo en sangre; entonces el hombre se siente sólo como calor y pulsación, fervor y ritmo, esto es, como pura vida. "Varón y hembra, el cuerpo y su espíritu vital no son otros que el cuerpo y la sangre. . . La disolución del cuerpo en su propia sangre es la disolución del cuerpo en su propio espíritu de vida. . . Ud. tratará en vano de obtener una disolución perfecta del cuerpo sino aumenta en él el influjo de la sangre, que es menstruación natural, su femineidad y su espíritu(vital)todo en uno, y con el cual debe unirse tan íntimamente que constituyan sólo una y misma substancia. " En el simbolismo bíblico interpretado por la alquimia, la sangre es el mar rojo que tiene que ser cruzado para dejar Egipto, esto es dejar el cuerpo. En un sentido más profundo, "la sangre es la fiera espada que interrumpe la vía que lleva al árbol de la vida": su ritmo crea espacio-tiempo. Penetrar el misterio de la sangre significa unir el corazón del hombre con el corazón del mundo, en el cual el rayo no-espacial perfora el espacio y permite el escape de él.
El sexo. -
Finalmente, la alquimia parece haber conocido un erotismo sagrado curiosamente similar al del Tantrismo. La cosmología hermética esta íntimamente relacionada en este ámbito, pero de un modo que es muy difícil de establecer con precisión, a las prácticas del "amor cortesano", al "amor provenzal", y finalmente a las que la caballería heredó de las antiguas sociedades pastoriles de occidente a través de la iniciación de hombres jóvenes y que implicaba un simbolismo "ctónico" y "femenino" de la divinidad. Así, aparte de la sociedad patriarcal de la Edad Media, que enfatizaba principalmente la función biológica del matrimonio y que vio en la perpetuación de la especie la excusa para pecados de la carne, sobrevivieron tradiciones más primordiales: una que enfatiza el simbolismo positivo del amor y lo reviste con el propósito de regeneración espiritual. Parece que debe haber existido un matrimonio alquímico consagrado a la consecución de la Gran Obra y que es similar al matrimonio Tántrico del Tíbet, cuya meta reconocida no es la procreación de niños sino la iluminación. Son frecuentes las alusiones a la sonor mystica, a la "consorte de servicio", en los textos de alquimia; todas las operaciones representadas en el MUTUS LIBER son realizadas por una pareja que al final es transfigurada en el HIEROGAMOS del Sol y La Luna; por otra parte, varios textos mencionan que es necesario el esfuerzo combinado de un hombre y una mujer para la consumación de la obre; finalmente la casi mítica renovación de Nicolás Flamel y de la Dama Pernelle enfatiza la importancia acordada por los alquimistas al matrimonio espiritual. De hecho es claro que el amor humano podría ser expandido por las ideas alquímicas acerca de la sexualidad cósmica(y quizás, secretamente, acerca de la "sexualidad" divina). Es también claro que el deseo, experimentado en desapego e inocencia podría ayudar al "hombre rojo" y a la "mujer blanca" a capturar en su fuente misma la femineidad de la "materia". Para la cristiandad occidental el amor puede, a lo más, ser santificado. Para la alquimia, podía tornarse santificante. Esta unión al servicio de la obra no era fácil. Ella implicaba tres requerimientos: El primero parase haber sido una pureza no comprometida y una "sensibilidad espiritual extrema", de modo que el placer nunca se cerrase sobre sí mismo sino que pudiera despertar un amor que se expandiese más y más y se tornase menos y menos individual. Siguiendo el esquema platónico usado a menudo por la alquimia como también por los trovadores, tal amor lleva de la belleza del cuerpo a la del alma, y, finalmente, es reabsorbido en "el amor de Dios quien creó la belleza". Así "la unidad de todos los estados del amor" pudiera llevar del abrazo que ciegamente transmite MORT(muerte)al A-MORS (sin-muerte), el que, siguiendo el profundo juego de palabras de las "cortes de amor", despierta el sentimiento de la eternidad. El segundo requerimiento era por tanto trasponer este amor en amor cósmico. Al final, no era más este hombre o aquélla mujer sino el Sol y la Luna que se unían "para dar nacimiento a Dios". "En esta segunda operación", escribió Flamel a un pintor que había ilustrado uno de sus trabajos, "Ud. tiene que juntar las dos naturalezas, la masculina y la femenina y tiene que desposarlas. . . esto es, ellas no forman sino un solo cuerpo, que es el andrógino o hermafrodita de los antiguos. El hombre como ha sido dibujado aquí ciertamente se me parece hasta el último detalle, y la mujer representa a Pernelle en una manera vívida. El pintor tenía solamente que representar lo masculino y lo femenino pero le complació dibujarnos aquí como ellos". Así "el hermafrodita" es la meta, esto es, el secreto origen que impulsa al hombre y a la mujer mútuamente, así como en las doctrinas orientales el niño deseando nacer los reúne en unión puramente carnal. De modo de preparar este "pasaje al final", el matrimonio alquímico no era presentado como una mera fusión, sino como un encontrarse cara a cara lentamente transformado por el "arte" en una unión de complementarios. El tercer requerimiento, la unión de complementarios, relaciona los pasos del trabajo alquímico a las relaciones del hombre y la mujer: la "disolución" de lo negativo masculino en lo positivo femenino, la "fijación" de lo negativo femenino por lo positivo masculino. Sin embargo, se trata aquí menos de una cuestión de fases sucesivas que de una constante interacción que logra más y más "cristalizaciones" nobles de amor, hasta que se logra la transmutación final. Esta interacción es la clave para la "operación con dos vasos" entre los cuales debe de tener lugar una circulación vivificante y perfectamente recíproca: estos "gemelos"(Gemini)estaban arreglados de modo tal que el producto destilado de cada uno, su ángel, pudiera verterse de modo de purificarlo en la parte opaca del otro. Un intercambio creador que también parece haber constituido uno de los fundamentos del amor provenzal: "Todo tiene lugar", escribe R. Nelly, "como si la erótica provenzal hubiera tratado de injertar en el hombre la cualidad ‘dominante' de la mujer: cariño por el cuerpo, 'piedad'; y en la mujer el coraje y la virtud masculina. Este injerto, el cual busca que actualizar el andrógino en cada cual, es maravillosamente simbolizado por dos miniaturas en un manuscrito del siglo XV que Jung ha reproducido en su obra "Psicología y alquimia": durante la "mortificación" que es una preparación para el matrimonio y que toca a ambos sexos simultáneamente, el árbol de la vida es visto crecer del vientre del hombre y de la cabeza de la mujer; como si el hombre, para llegar a ser merecedor de una unión auténtica tuviera que despertar la parte femenina en sí mismo, tuviera que renunciar al razonamiento de la cabeza para sentir el movimiento de sus entrañas; y como mujer tenía que despertar su parte masculina liberándose del despotismo sensual y maternal de su vientre con el fin de tomar parte lúcidamente en la vocación del hombre. Finalmente, puede ser que los alquimistas conociesen no solamente del matrimonio propiamente dicho, sino de ciertas "técnicas" eróticas similares al Tantrismo y dirigidas a despertar la energía del sexo sin permitirle ser desgastada en la emisión seminal. Los textos presentan a menudo el símbolo grecorromano de la "Diana desnuda" al cual relacionan al alma del mundo, la visión de la cual es la meta del "trabajo en el blanqueado". Ahora sabemos que el "amor puro", medieval que es el amor sin unión carnal, incluía la contemplación de la Dama desnuda. Como en el tantrismo donde la denudación de la virgen "simboliza" purificación, donde las prendas representan aquí las apariencias exteriores. Esta práctica implicaba una total sublimación: los textos predecían que el profano que se atreviese a mirar a "Diana desnuda" con ojos de deseo correría el destino de Acteón, transformándose en un animal que sería devorado por los perros. Finalmente, la alquimia pudiera haber empleado un MAITHUNA, esto es una unión sexual ritual en la cual la esperma, en el momento de la emisión es abruptamente retenida y debe "reascender", de modo que la concentración más elevada de vida, la cual ella contiene, pudiera entrar inmediatamente en el plano psíquico y provocar un shock liberador. En un texto hermético-cabalístico el Asch-Mezareph, hallamos una referencia a un procedimiento de este tipo en la referencia al simbolismo bíblico del lanzamiento del arma de Phineas: "La lanza penetra al mismo tiempo al Israelita solar y al medianita lunar en el momento de su unión en el Locis Genitalibus. . . El punto de fuerza del hierro, actuando sobre la materia la limpia de toda su contaminación. Aquí el Israelita no es otro que el azufre masculino y la medianita debe ser entendida como agua. . . la lanza de Phineas no sólo mata el azufre masculino sino también mortifica a su esposa; y juntos son transmutados al mezclar su sangre en un singular acto de generación: Es entonces que los milagros de Phineas empiezan".

El trabajo de enrojecimiento. -

El trabajo de enrojecimiento. -
En la forma perfecta del alma ofrecida como cáliz, en la flor cristalina donde la materia está en éxtasis, el espíritu repentinamente arde en llamas. Y el oro aparece, la conciencia solar de la omnipresencia, el AUREA APPREHENSIO. Que no halla error: Del fuego de que se habla en estos textos, no es(o no es solamente) uno de los elementos. Es el fuego que está "super omnia elementa" y que actúa"ineis"- una de las lenguas de fuego del Pentecostés. La XANTOSIS- la aparición del oro- la cual marca el principio del "trabajo rojo", implica una intervención directa de un poder trascendente, de un contacto entre la vida cósmica y su polo supraformal. En la ilustración de Gichtel, el dragón que cubría el corazón y restringía su radiación a tocar solamente objetos de afirmación individual, renace luego de ser "disuelto" en la pureza virginal del alma y es transfigurado mediante este contacto con lo divino: su propia energía "rectificada" da nacimiento al oro, a la visión solar de unidad. Luego, son celebrados el "incesto filosófico" y la gran hierogamia de la NUPTIAE CHYMICAE: El Sol se une con la Luna, el azufre "fija" a mercurio; en el hombre el espíritu restaura la vida y la hace fructífera. Este es el encuentro ceremonial del Rey Rojo y la Princesa Blanca. El Rey es coronado en oro, vestido de púrpura sostiene una lila roja en su mano. La Reina es coronada de plata y sostiene una lila blanca. Cerca de ella un águila blanca ha levantado el vuelo, un símbolo de la "sublimación" mercurial que debe ser fijada por la ahora benéfica fuerza del azufre, simbolizado por el León dorado que camina cerca al Rey. La realización alquímica en efecto es esencialmente un "hacer carne" relacionado a la santificación del arte y de la autoridad social; ella no escapa del mundo sino que busca que iluminarlo: es de hecho una "realización Real" que demanda "fidelidad a la tierra" y, luego del ascenso extático del "trabajo de blanqueado", el "descenso" que hace del hombre el SALVATOR MACROCOSMI. El simbolismo que enfatiza la necesidad de este "retorno" es tan profuso que es asombroso. La vasija en la cual es efectuado el trabajo debe permanecer "herméticamente" sellada, de modo que la parte sutil del compuesto, llamada "el ángel", no pueda escapar, sino que será forzada a condensarse nuevamente y a descender una y otra vez hasta que el residuo es transformado. Dentro del cuerpo visible reside un cuerpo espiritual que Boehme compara con un "aceite" que debe ser inflamado de modo que pueda convertirse en una "vida de alegría, exaltada por todo". La alquimia enfatizó a la larga y sobre todo la heroica virilidad que el trabajo debe hacer surgir. El alquimista es un "héroe solar" quien debe hacer del IOS, del veneno de vida, el elíxir de longevidad, él es el "señor de la serpiente y de la madre", "él ata las manos de la virgen, aquél demonio elusivo, él transforma las aguas torrenciales en piedra vivificante, él subordina a la naturaleza que se deleita en sí misma en naturaleza que es capaz de sobrepasarse a sí misma". A través del logro, como hemos dicho, de una cosmogonía más elevada, él confiere a la sexualidad cósmica la nobleza de un amor liberador: amor del hombre por la mujer a quién desea guiar hacia su perfección, del artesano por las materias cuya secreta belleza él libera; del Rey para con su pueblo que él sostiene en la realización de los "pequeños misterios" esto es, en la transmutación, a través de toda la actividad humana, del orden cósmico en una liturgia. Por eso es que sería mejor traducir RUBEDO como "trabajo en la púrpura" mas que "trabajo en el rojo". La púrpura resulta de la unión de la luz y la oscuridad, una unión que marca la victoria de la luz. La púrpura es el color real. Es también, de acuerdo a Suhrawardi, el color de las alas del arcángel que preside el destino de la humanidad; cuando quiera un hombre sabio descubre la sacralidad de todas las cosas el arcángel ha enterrado una de sus alas con sombra; el "silente", por su sola presencia, trae el ala blanca junto a la negra y las une en la púrpura. En el diseño de Gichtel el primer movimiento hacia el corazón, que es percibido como una purificación interior, es sucedido por un movimiento inverso de unificación exterior. Y esta vez los centros masculinos absorben a los centros femeninos. El Sol es proyectado sobre Venus y la transforma en Marte, penetrando la energía animal y volviéndola hacia la guerra santa interior. Marte, a su vez, fija a Mercurio de modo de extraer Júpiter de él; Júpiter el Rey que dispensa justicia bajo el árbol de la paz: El espíritu penetra el sueño vegetal y transforma la pesadilla del mundo en el sueño de Dios. A través de Júpiter el Sol desciende en la fuerza radical del agua, de la luna, y del sexo, en la noche en la que está envuelta para que pueda ser recibida por las criaturas. La fecundidad transfigurada: ya no transmite otra cosa sino la vida. Este es un otoño eternizado, la aparición del hombre fructificado. Finalmente, surge un Saturno regenerado. De allí el Dios de la Edad de Oro: el plomo es transformado en Oro, la conciencia del alquimista penetra el sueño universal, en las piedras como en los huesos, regresando a la enseñanza cabalística relativa a la LUZ, al "huesillo" que "resiste al fuego", y cuyo cuerpo germinará otra vez en la "resurrección de la carne", el alquimista logra el éxito al santificar su cuerpo despertándole del sueño en la muerte el Dios que duerme en la piedra de los huesos. "Tal es el secreto que concierne a la tiza, la cal todopoderosa, el elemento titánico: es el cuerpo incorruptible, el único útil. . . quienquiera lo haya hallado triunfa sobre la privación, esto es, sobre la ausencia de Dios. Como el apokatastis de la pesantez, la transfiguración de Saturno es la transfiguración de un Titán: De ahora en adelante la presencia silenciosa del alquimista es una bendición sobre todos los seres, el secreto rey, el ser central consciente que relaciona el cielo y la tierra y asegura el buen orden de las cosas. UNUM EGO SUM ET MULTI IN ME: Él es un hombre muerto que trae la vida. Muerto a sí mismo, tórnase nutrición inexaustible, en él opera el misterio de la "multiplicación" y el "aumento". Él es la "panacea", el "elíxir de vida", el oro bebible". De la piedra crística con la que está identificado fluye una tintura roja y blanca que conforta el alma y el cuerpo. Él es el fénix de cuyas cenizas una gran bandada de pájaros alza vuelo.

Una lógica de amor y guerra

Una lógica de amor y guerra
Por tanto el dominio propio de la alquimia es esencialmente el del alma, aquél medio humano cósmico de naturaleza psíquica que relaciona el mundo de las apariencias "sensoriales" con el de las realidades "espirituales". Es el "mundo intermedio" de todas las tradiciones, el "mesocósmos" de la alquimia Iraní de Jabir (llamado Geber por los latinos). Ahora bien, este "mesocósmos" es gobernado por una lógica de guerra, por fuerzas esencialmente "duales" cuya incesante lucha está representada por las dos serpientes del caduceo. En este dominio, el trabajo alquímico es totalmente de mediación: lucha por que la guerra se transforme en amor, de modo que pueda culminar no en una muerte estéril sino en nacimiento glorioso. "El modo de operación" de la naturaleza en el universo de la forma es un ritmo continuo de "coagulaciones" y "disoluciones". La forma es impresa en la materia y la materia se disuelve para ofrecerse en otra forma. Todo es alternación y transformación, evolución e involución, nacimiento, vida, muerte, y renacimiento, solve et coagula, "la naturaleza juega consigo misma" en un juego de tensiones que interactúan permanentemente, que se neutralizan en un momento por su oposición misma y luego se destruyen mútuamente sólo para surgir de nuevo en una forma nueva. Nada simboliza mejor estos "mundos de disimilaridad" que los dragones que se devoran mútuamente en los pilares de ciertas iglesias románicas. Esta guerra sin fin que preside las metamórfosis de la naturaleza así como las interacciones entre los hombres es referida en la alquimia a la polarización de dos fuerzas sutiles análogas a las chinas Ying y Yang: Azufre y Mercurio. El azufre común, por su naturaleza ígnea, y el mercurio debido a que es elusivo y porque no puede ser percibido, de hecho representan a estas fuerzas en su aspecto dinámico. El Oro y la Plata las "cristalizan" en su aspecto estático, así como lo hacen el Sol y la Luna. Estos dos polos a cada lado del "mundo intermedio" considerado como su "campo de fuerza", participan íntimamente en los dos polos divinos que presiden sobre la "manifestación". La acción pura y la naturaleza total en el Sufismo, Shiva y Shakti en el Tantrismo. El azufre, relativamente activo o esencial, representa al espíritu en una forma, mientras el Mercurio corresponde más directamente a la naturaleza pasiva y femenina del alma. Al azufre le son atribuidas dos tendencias fundamentales, simbolizadas por lo "caliente" y lo "seco". El calor o expansividad sulfúrica afirma la vida, desarrolla la forma. La sequedad o fijeza encarna en el flujo vital la "firma" divina que da a cada ser su "rostro". Así pues, el principio del azufre, del Oro, y del Sol, es un principio de estabilidad y de medida: una herencia del pensamiento griego, es el principio masculino del "límite". Pero, por sí mismo, es solamente un receptáculo que tiende a cerrarse nuevamente sobre su vacuidad: ". . . su aspecto, entonces, es de una aguda aspereza, en la cual su calidad compactante y astringente se afirma a sí misma como atracción excesiva, constreñida y dura. . . ", se torna una fuerza de individuación que transforma una necesaria protección en un rechazo a la vida. En el ser humano termina incubando atracción y egoísmo. Por tanto, para que la semilla pueda morir y el corazón pueda derretirse, es necesaria la intervención de la fuerza complementaria del principio femenino(Mercurio). Al mercurio- los alquimistas se refieren a él llamándolo agua, plata y luna- se le atribuyen el "frío" y la "humedad". El frío o la "contractividad" mercurial ofrécese a sí mismo como la matriz de la voluntad "fijadora" del azufre, éste envuelve las formas y les da consistencia y densidad. En lo que respecta a la humedad del Mercurio, es el poder que "disuelve" estas formas una vez que sus virtualidades han florecido. El mercurio es la vida indómita y necesaria, tan ambiguo como la naturaleza total en la cual él participa íntimamente. Es la "quemante sed" la que, si no es aplacada, arde y se destruye a sí misma; es la "viscosa humedad" que es derrochada o disuelta en estancamiento amorfo. En el cuerpo humano él se manifiesta variadamente, como deseo de placer, maternidad insaciable, ocio embotado y morbidez. Mas es también el humilde servidor de la vida, la sumisión creadora de la "virgen del mundo", quien es siempre la servidora del Señor. "Esta agua subsiste a través de toda la eternidad", escribe Boehme. "Es el agua de vida que penetra aún la muerte" Está también en el cuerpo del hombre y cuando él tiene sed de ésa agua y bebe de ella, la luz de vida se enciende en él". Del abrazo guerrero y desamorado entre el azufre y el mercurio nace la Sal, esto es, el mundo sensorial, el cuerpo del hombre y el cuerpo del mundo. La naturaleza, vista por el hombre dividido, no es otra cosa básicamente que un campo de batalla regado de cuerpos: cuerpos "precipitados" incesantemente, en el sentido químico, por la colisión de las dos grandes fuerzas que se polarizan en el psiquismo cósmico. El mundo sensorial en su opacidad es sólo un "sepulcro" en el que el alma se ha enterrado a sí misma. Comprendemos ahora que la alquimia es al mismo tiempo una "ciencia del balance" y un arte matrimonial. Ella elucida y utiliza la "sexualidad cósmica" del azufre y del mercurio, neutralizados primero en la sal. El alquimista empieza disolviendo estas coagulaciones imperfectas y reduciendo su materia a alma: entonces, cuando el Sol y la Luna aparecen en su pureza, el alquimista efectúa una hierogamia que les hará cristalizar en su forma perfecta: El Oro y el cuerpo de gloria. Así las etapas del trabajo aparecen en perspectiva: primero la "mortificación", el descenso y disolución en las aguas, la desaparición en la matriz de la madre, en el Anima Mundi ; Quien devora y mata a su hijo, esto es, toma dentro de sí al hombre que se ha apartado en la condición individual. Este es el dominio de la mujer sobre el hombre, de la luna sobre el sol, hasta que en el alma, restaurada a su virginidad original, se manifiesta el centro luminoso, el espíritu. Entonces el hijo regenerado, el héroe solar nace: a su vez él subyuga la luna al sol, mujer a hombre, y a través de la consumación del "incesto filosófico", él hace de su madre su esposa y la hace también su hija. "La Madre engendra al hijo y el hijo engendra a la Madre y la mata" "La hembra tiene que montar al macho y luego el macho montar a la hembra "Una vez que el bebé se ha vuelto robusto y suficientemente fuerte como para combatir al agua y al fuego, él pondrá a la madre que le dio nacimiento en su propio vientre" Estos drásticos escritos nos llevan a las fases del trabajo.
Las fases del trabajo. -
Los textos alquímicos dividen al trabajo en tres o cuatro fases esenciales: "El trabajo de ennegrecimiento", la nigredo o melanosis, el "trabajo de blanqueado, el Albedo o leucosis y, finalmente, el "trabajo de enrojecimiento"(Rubedo), el cual los alquimistas separaron en dos momentos complementarios, el del oro(citrinitas o xantosis) y el de la púrpura o transmutación del veneno(Iosis).
El trabajo de ennegrecimiento. -
"El trabajo de ennegrecimiento" es considerado la más difícil de las operaciones, en comparación con la cual, las otras etapas parecen ser "tarea de mujeres" o "juego de niños". A través de él el hombre se separa a sí mismo de las apariencias y se deja sumergir en la naturaleza cósmica femenina, en el poder total el cual él desea despertar y dominar. El trabajo del ennegrecimiento es así al mismo tiempo una muerte, un matrimonio(o mejor, un parto al revés)y un descenso en el infierno. "Un ser se libera a sí mismo de la muerte a través de una agonía en la que es sometido a una vasta impresión de angustia, y esta es la vía mercurial". El trabajo del ennegrecimiento, que prepara a mercurio, esto es, la materia sutil del mundo, preséntase como la muerte a la ilusión cósmica, en la cual las aguas mercuriales son, por así decirlo, "congeladas". Por esto los textos lo llaman "separación" o "división". El hombre se aparta a sí mismo de su existencia separada; él extrae su fuerza vital de las atracciones del sueño y la agitación". Dolorosamente, quietamente, él se recoge en sí mismo como agua quieta. Él retrotrae a mercurio a su estado de posibilidad indeterminada: éste es el "regreso a la MATERIA PRIMA". Hace lo mismo con las substancias que él maneja en su percepción de las cosas: revirtiendo el proceso cosmogónico del Génesis él disuelve la tierra endurecida en la unidad del agua primordial. A través de la discretio intelectualis, él distingue la presencia de fuerzas sutiles y de arquetipos en medio del Universo. Él descubre la NATURAE DISCRETAE, la naturaleza real de las cosas, aquél "fundamento interior latente" del cual habla Geber y el cual uno podría llamar la "cantidad" del alma del mundo que cada cosa ha tomado para sí misma. Por tanto percibe a la naturaleza y a su cuerpo como un intercambio cósmico sobre el cual ya no se proyecta la ilusión de la individualidad. El descubrimiento de este intercambio es un matrimonio en el cual la femineidad cósmica prevalece sobre la objetivación masculina. Es una disolución liberadora que retira a la fuerza viril de sus modos separativos de acción y del conocimiento para bañarse en las aguas bautismales de la vida universal. En el diagrama de los centros sutiles de Gichtel, Saturno tiene que unirse a la Luna y Júpiter a Mercurio. Saturno es plomo, la concreción del espíritu del peso: será así pues sobretodo el símbolo de una cierta forma de ver el mundo, aquella visión particular que fija las apariencias en su opacidad y separación, y que mantiene al hombre en su ilusión de estar despierto, mientras que en realidad es sólo un sonámbulo poseído por un "sueño de plomo". Gichtel clarifica esta perspectiva situando al centro saturnino en el cerebro y atribuye a él, siguiendo a Macrobio, el RATIOCINATIO. Por esto Saturno tiene que ser "disuelto" en el centro lunar, situado en la región sacra y representando a PHUSIKON, la totalidad de las energías vitales. Y Júpiter(*)a PRAKTIKON, la vis agendi, la voluntad de poder, que debe ser "disuelta en el Mercurio", aquélla "imaginación" femenina que ve a la naturaleza como el escenario de un sueño, quizás el sueño de Dios. (**) Este matrimonio en el cual lo masculino es disuelto es descrito a menudo como un parto a la inversa. Así como en el proceso cosmogónico de generación del alma esta es "coagulada" en la mente humana, así en el proceso de regeneración, que pudiera ser "teogónico", lo mental debe ser reabsorbido en la potencialidad del alma. El hombre entra al útero de la mujer y allí es disuelto. Pero este retorno a la potencialidad empieza con un regreso a la oscuridad, con un descenso en el infierno; el caos de la "materia" es oscuro en tanto a que su contenido no ha sido abierto: él florece espontáneamente en la flor venenosa del mundo; el hombre ha rechazado el encanto de esta flor; él debe incorporar en sí la fuerza que la hizo florecer para hacer posible su conversión en una nueva flor, pura y noble, que acogerá nuevamente el fuego divino. El alquimista, por ende, desciende en las profundidades de la "materia", esto es, en las profundidades de la vida. Él procede a despertar la "femineidad mercurial interior" que yace dormida en la raíz de la sexualidad cósmica, de modo de hacerla la fuerza de regeneración. En el deseo que da nacimiento a los metales en la matriz de la tierra y al niño en el vientre de la madre opera un ansia de inmortalidad. Pero en tanto como deseo está orientado al exterior, la inmortalidad es fragmentada en el tiempo, es objetivada en la cadena de generaciones. El nacimiento exterior "sincopa", por así decirlo, el nacimiento eterno, lo corta. Como Evola dice: "La Heterogénesis reemplaza la autogénesis". El alquimista rehusa alejarse de su misterio: Él entra en él. Él lo comprehende, esto es, "toma en sí mismo" el deseo que liga en todos lados al azufre con el mercurio; él le obliga a desear a Dios. "VISITA INTERIORA TERRAE RECTIFICANDO OCCULTUM LAPIDEM". Al describir el "descenso en el infierno" resumido en la palabra VITRIOL, la alquimia ha preservado símbolos muy antiguos: ella habla de un viaje nocturno bajo el mar, en el cual el héroe, comparado a menudo con Jonás es tragado por un monstruo. Pero el vientre del Leviatán tórnase una matriz: Se forma un huevo alrededor del hombre aprisionado; es tan extremadamente caliente que el héroe pierde todo su cabello; expelido por el monstruo él sale del mar primordial calvo como un bebé recién nacido. (*)Centro masculino de la voluntad, localizado en la región frontal. (**)Centro femenino de la imaginación, localizado en la región umbilical. Él, en efecto, a vuelto a nacer, y cada detalle del simbolismo está cargado con significado: el mar mezclado con la noche es la oscura MATERIA, la humedad del mercurio. El monstruo es Ouroboros, el guardián de la energía latente, análoga a la serpiente de Kundalini en la doctrina Tántrica. Finalmente el calor es el de la pasión: la victoria del héroe consistirá en hacerlo un calor de "autoincubación", un fervor de renovación; entonces el mundo no es más ya una tumba sino u a matriz, y el héroe, fertilizándose él mismo, tórnase el huevo del cual él renacerá.
El trabajo del blanqueado. -
En el "trabajo del blanqueado" el alquimista despliega, elevándolas, las potencialidades de la MATERIA cuya fuerza acaba de capturar(uno podría decir que él abre su dimensión "satwica"). Él en realidad las descubre no en su estado de oscuridad sensoria sino en su sutil luminosidad, en la transparencia de un psiquismo humano- cósmico purificado, a través del cual la luz del intelecto se filtra más y más. Mientras el hombre ordinario conoce los elementos sólo en su aspecto "telúrico"(debido a que él los conoce a través de sus sentidos terrenos- hechos ellos mismos de tierra-) el alquimista percibe directamente su substancia "anímica", una vez que los "espíritus" de tierra, agua, aire y fuego le han sido revelados, él comprende el "lenguaje de los pájaros". Él "rectifica" estos espíritus ambiguos, los reabsorbe en sus prototipos angélicos, los torna a Dios. El alquimista cuya alma es el lugar de esta exaltación ve a la naturaleza desde dentro, en su inmaculada concepción, por así decirlo. "El Paraíso está aún en la Tierra, pero el hombre está lejos de él, en tanto no se ha regenerado a sí mismo". En el simbolismo vegetal, empleado frecuentemente por la alquimia, el trabajo del blanqueo corresponde al irrumpir de la primavera: luego del oscuro invierno todos los colores se manifiestan en una profusión de flores mas se mezclan, poco a poco, en la blanca ofrenda de una Lila. En el simbolismo animal, mientras el trabajo del ennegrecimiento se relaciona al "vuelo del cuervo", el trabajo de blanqueo empieza con el despliegue de la "cola del pavoreal" (PAVONIS) y es completado en la visión paradisíaca de un cisne blanco navegando sobre un mar plateado. Finalmente, en el reino mineral, que es con propiedad el del alquimista, el trabajo de blanqueado es un "bautismo", un "lavado" que purifica la substancia metálica y la cristaliza como plata, "nuestra plata viva", que es pura, sutil, luminosa, clara como agua de fuente, transparente como cristal y libre de mácula. "Así el trabajo de blanqueado ha llevado al alquimista del negro- que de acuerdo al análisis de F. Scuon representa el "no-color", la raíz de todas las "formas" coloreadas- al blanco, que es el "supra-color", la síntesis de todas las formas y la promesa de transformación espiritual. En la representación de Gichtel la Albedo parece corresponder al "matrimonio de Marte y Venus", esto es, a la unión del centro masculino situado inmediatamente arriba del corazón(en la región de la laringe), con el centro femenino, situado inmediatamente bajo de él(en la región lumbar). Aquí Venus es la diosa del amor divino, no del amor erótico; ella es la "Venus celestial", amantemente receptiva a la presencia espiritual. Uno empieza a ver el rol que estos conceptos deben haber jugado en la veneración medieval de la Señora, especialmente si recordamos que la alquimia adoptó a menudo el simbolismo de la "búsqueda" que siempre culmina en una imagen "femenina" del alma del mundo: El vellocino de oro o el cáliz del Santo Grial. También vemos cómo estos conceptos son lo opuesto de cualquier búsqueda de placer erótico, debido a que ellos conciernen sólo al restablecimiento, tanto en la naturaleza como en el hombre, de un estado de casta sumisión a la voluntad divina, a un estado virginal. La alquimia ve al verdadero Héroe, "el hijo del cosmos" y "salvador de macrocosmos" como hombre que es capaz de ofrecer una alma virgen al abrazo del espíritu trascendental.