lunes, 9 de febrero de 2009

LA PRACTICA

LA PRACTICA DE RAMON LLULL





La corrupción, así como la depuración [de los elementos] se produce después de la merma, sea de la materia, sea de la esencia corrupta. Quien esto sabe hacer lo sabe tras conocimiento adquirido por una razonable percepción. Por tanto, toma un cuerpo volátil y únelo a otro estable, de la bien conocida forma que paso a relatarte: ponlos a temperatura moderada, hasta que el cuerpo estable emerja con la ayuda del volátil. Antes, pero, debes saber que la emersión se produce a veces con anterioridad a la depuración, sin que la parte corrupta esté congelada. Por todo ello te recomiendo que consideres como una unidad intelectiva de operaciones todos los capítulos de la primera parte. Así pues, toma un cuerpo volátil unas siete veces mayor que el cuerpo estable y únelo al estable durante nueve días bajo el efecto de un fuego mediano, que provoque el cambio deseado por la naturaleza. Y la vasija donde sea dispuesta la susodicha materia que sea colocada, para evitar los efectos del fuego, en agua, al baño maría, pues ello protege, con el calor medio, las tinturas y mitiga su combustión. A continuación tomarás dos filtros, uno más fino que el otro y harás pasar tu materia por el mayor de tal manera que no separes del cuerpo toda la parte volátil; al contrario, debes colar el cuerpo inclinando el filtro para que toda la sustancia del cuerpo disuelto mezclada con plata viva traspase dicho filtro. Cuidarás también, al inclinar el filtro, de que ni un ápice de la materia espesa del cuerpo lo traspase, a no ser que sea colándola cuidadosamente. A continuación toma el filtro fino y todo aquello colado por el filtro grueso pásalo por el fino hasta que percibas la diferencia existente entre la materia simple y la gruesa, que a su vez, pondrás en una vasija redonda de cuello largo con cinco partes de plata viva. A continuación, recoge tierra, que habrás extraído de cualquier compuesto, según la cautela debida que a continuación relatamos. PROCESO DE LA PRACTICA Y PRIMERA RUEDA DE LA CORRUPCION Toma el cuerpo grueso separado del simple y vierte en él un cuerpo volátil pasado por el filtro, tal como se ha dicho, tanto como cinco veces, tal como con el estable. A continuación, vierte el cuerpo volátil en el filtro más fino para separar la tierra, que dejarás aparte y pon dentro de un mortero hecho de leña, el fondo del cual sea más plano que cóncavo y no muy profundo, el cuerpo grueso con su plata viva adherida. Por tanto, vierte toda la materia girando el mortero, une las tierras que son totalmente terrestres y repletas de una masa pesada púrpura y ponlo todo junto con el cuerpo disuelto y tamizado en la vasija redonda de cuello largo: repite la operación hasta que en el compuesto no quede más tierra que unir. A continuación vuelve al filtro fino en que se encuentra el cuerpo volátil y cuélalo, inclinando a lo largo del filtro, hasta que surjan sus filones por todo el filtro, por los cuales avanzará la susodicha plata viva uniformemente, y cuando llegue a su fin el dicho filtraje, a saber, la depuración, verás un gran poso lleno de tierra muerta y de plata viva por encima. Recoge la tierra, como arriba se dijo, y ponla en otra vasija de cristal de cuello largo. A continuación vuelve al cuerpo grueso y cuélalo, pero no de un solo impulso, sino sutilmente, inclinándolo sobre el filtro más grueso y une la masa simple disuelta con la masa volátil, separando la gruesa. Tras lo cual pasa el cuerpo volátil por el filtro fino y al comenzar introdúcelo en el cuerpo grueso que estará bajo el filtro por su peso. Luego, ponlo junto a la plata viva en la vasija en que se encuentra la tierra, después mezcla la masa gruesa con la fina y volátil colada por el filtro fino, pero antes sustrae tanta cantidad como para que no haya de volátil y fina mas que cinco veces la cantidad de masa gruesa separada una vez separada la tierra, tal como dijimos, repitiendo la acción con todas las prescripciones, hasta que veas aislado aquel mundo de térrea inmundicia de forma visible por la fuerza de la primera cocción. Conviene repetir la cocción con las susodichas operaciones, hasta que el cuerpo grueso resulte fino; y así se completa la primera rueda para la conservación de las tinturas de todos los elementos. SOBRE LA CORRUPCIÓN POR LA SEGUNDA RUEDA Acontinuación practica una segunda rueda circular sobre el cuerpo grácil pasado por el filtro fino y en una cocción semejante a la primera, que es ahora cocción de perfección. Estas son las cuatro operaciones de que hablan los filósofos: trituración, absorción, cocción y diso-lución; las cuales se producen no por acción humana sino por fuego de manera natural, a no ser que se separe el cuerpo grueso del fino y la tierra de sus compuestos para acelerar el proceso. Y ello porque cuando una masa repleta llena otra de vacía impide que se consiga un proceso perfecto. Por ello, refinaremos el cuerpo mediante bruñimiento y separaremos la masa leve de la pesada, resultando la mutación sin transgresión del límite de la propia latitud, sino siguiendo las exigencias que la naturaleza exige, así como el recto orden de la operación, sea cual sea el orden del cual queramos variar la naturaleza perfecta. PUTREFACCIÓN DEL COMPUESTO Tras lo dicho, pon de complemento en lodo todo el compuesto disuelto, tras haber puesto el lodo en una vasija agujereada de tierra en una circunferencia, que sobrepase el baño y esté el baño totalmente lleno de agua. A esto se le llama propiamente Horno secreto de los Filósofos, en el que se esgrime la materia anteriormente dicha, o sea, la materia disuelta y se mantiene al fuego del modo susodicho por un espacio de cuarenta días, pues así se cree que mejor la esencia perfecta podrá separarse de la pútrida y elevarse en lo alto mediante emersión, que después nos llevará al fermento perfecto. SEPARACIÓN DEL AGUA Tras terminar tal acción recupera el compuesto y de él separa el agua, que propiamente surge de la tierra escasa y del aire espeso por destilación en el baño de María, y aplica el fuego uniformemente hasta que veas como el agua es destilada por obra de dicho calor. También esto te hacemos saber: que el humor que es destilado por el calor del baño es agua pura gracias a la propiedad de su naturaleza fría y de su efecto. SEPARACIÓN DE SU AIRE Cuando veas que nada de agua puede ya ser contenida a través del calor del baño, será ello indicio de que debes separar a fuego más vivo el aire, que es el vapor más caliente y de mayor perfección, puesto que contiene una porción del cuerpo estable unido por la uniformidad de la disolución: por lo cual hay que dejar que el fuego responda a su punto: Por tanto, separa el aire mediante el fuego, hecho ejecutado a través de las cenizas, tal como otrora te enseñé. Aquí encontrarás el fermento superior tan reputado de las dos naturalezas de que se compone la virtud media, que está entre la extrema virtud sólida y la volátil, de las cuales surge artificialmente la sal. SEPARACIÓN DEL FUEGO. EXTRACCIÓN DE LOS ELEMENTOS Una vez separado el aire hay que separar a continuación el elemento fuego con las cenizas, tal como el aire, si cabe con algo más de energía de modo que el agua destilada en el baño se reponga sobre las heces y se soterre durante tres días, y a continuación se destile por las cenizas, a fuego constante, hasta que no quede nada que destilar por aquel calor. Tras ello hay que poner agua por separado a destilar en el baño y en este encender tras la destilación del agua un fuego mas débil con un poco de aire mezclado, que desecarás sobre las cenizas, recuperando el aire, como te he dicho. [Nota aquí de que modo tras la inhumación se produce en primer lugar a través de las cenizas una destilación, mientras en ocasiones otras se realiza primero a través del baño; pero así sea aquí la destilación para que pueda el aire extraerse de la tierra por medio del agua; aquel en si contiene fuego, debes tenerlo presente]. RECTIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS Así separados los elementos los solidificarás con cuidado, pues al rectificarlos en una séptima destilación se dividen con gran presteza. Y cuida, que de los elementos húmedos se separan las partes que no son de la especie de su composición (de la cual se separa la tierra, del aire el fuego), pues en el vientre de los húmedos o propiamente de los acuáticos se hallan las especies de nuestros espíritus, los cuales a través de la virtud del fuego se separan del cuerpo y en agua se mezclan: después se limpian bien y se lavan mediante una fuerte cocción, tal como se hizo con aquellas que anteriormente te indicamos. Y llegados hasta aquí estamos preparados para revelarte y decirte mas cosas para que las recuerdes, con tal de que puedas percibir el fin de su proceso, porque en los escritos no quiero explicitar el total del proceso, que es redondo como la manzana, puesto que en un círculo redondo se contiene todo el sentido del presente Arte. INTRODUCCIÓN A LA REDUCCIÓN QUE DEBE HACERSE POR MEDIO DE LA APLICACIÓN DE UNA SEGUNDA DIGESTIÓN, POR LA TEÓRICA Una vez rectificados los elementos, agrega las partes del cuerpo estable (ora tierra, ora fuego) desmenuzado tras calcinarlo con un cuerpo volátil húmedo y disuelto. Por ello te avisamos que observes y recuerdes nuestras doctrinas, que te ofrecimos en la Teórica: que el azufre no supere la perfección mayor de la uniformidad que procede de la plata viva y que recuerdes el principio de tu reducción, que la naturaleza provocará gracias a la disposición de tu noble intelecto, porque un humo se alzará de la susodicha tierra, que es la causa primera de tu congelación. De ello sacarás que hay algunas partes que son conjuntivas y otras divisivas: las puras conjuntivas son de esencia pura de la verdad compuesta, pero porque las otras no son de causa similar, por ello dividimos estas ultimas añadiéndoles naturalmente las puras. Y esto lo realiza la Naturaleza de un solo modo: atrayendo con su propiedad de atracción aquello que es de su misma esencia, y rehuyendo, vomitándolo con su propiedad expulsiva, todo aquello que no pertenece a su compuesto. Esta separación jamás podría realizarse de forma manual, como mucha gente lo cree, sin la ayuda natural, y del modo debido propiamente aprehendido con gran perspicacia, puesto que las partes puras y las impuras, que se consumen con el fuego y se vierten en la tierra son de tan simple sutilidad, que la separación no puede ser llevada a cabo si no es con la intervención de la naturaleza, que acepta en su vientre cuanto es de su misma esencia y rehuye lo extraño. Ten por seguro que de esta manera quiere la Naturaleza arribar a su perfección: así como cuando concibió un cuerpo estable humo en su vientre lo convirtió en volátil, cuando posteriormente todo se separa por la causa oscura que mora oculta, también debe todo volver a asentarse mediante sublimación. PRÁCTICA DE LA CONGELACIÓN POR LA VÍA DE LA REDUCCIÓN Si entendiste las dichas causas, podrías ahora congelar el cuerpo según tu deseo, pues aquello que se disuelve, igualmente se congela si se aplica el proceso contrario. Por tanto, toma el agua separada y con ella humedece la tierra en una proporción justa (o sea, ni poco ni mucho) y tras una cocción constante en el Horno secreto, al punto que la veas congelar, vuelve a repetir la humectación, la cocción y la congelación, hasta que veas la tierra, tras pasar por muchos colores, vuelta blanca. El cálculo de dicha congelación y disolución hecha por medio de la reducción no lo podemos hacer de otro modo que nos permita conocer la naturaleza operante sino con la ayuda de nuestra sensibilidad, por la cual percibimos la proporción existente entre dos medidas propíncuas, la cual relación no se aparta de su especie y como no se separa de su especie, más rápidamente se une a su complejo con una más poderosa conexión, que es cálida y húmeda: por ello se conserva por la manera segura y conocida de congelarse, y después de disolverse en consideración a la proporción conocida en tanto y cuanto nos es posible. Y pues ruega a Dios, omnipotente gobernador de todo, para que te ayude a llegar por la medida a la dicha proporción, puesto que El, que es propincuo, es quien juega un papel mayor en la operación. Por ello debes comprender que dicha congelación sea media y no extrema; pues si fuere extrema, la sustancia congelada del espíritu no permanecería en el cuerpo volátil húmedo. Si de nuevo y de igual forma la disolución, que es la operación opuesta a aquella, participase en su extremo, la producción del proceso de azufre se corrompería en su totalidad, y de hecho se sumergiría en un abismo de satalia, puesto que se generaría calor y sequedad por la exposición de la sustancia húmeda en una medida no adecuada según el Arte de la Geometría. Por ello cuida no sea que una sequedad nimia o una nimia humedad por culpa de una exposición hecha de improviso o una excesiva administración no corrompan la enseñanza. La forma de conservar la dicha medida más cercana a la naturaleza para arribar a la dicha proporción en cuanto es posible es que dicha cocción debe continuar sobre el compuesto en tanto en cuanto su disolución haya menester, y en tanto debe disolverse por imbibición cuanto se exponga a cocción. De ello daremos ejemplo, para que mejor nos entiendas, en la graduación por un signo demostrable: se hará una figura de siete letras considerando en ella las existencias contrarias y extremas, que son calor, frigidez, sequedad, humedad, congelación y disolución para que quede evidente en la figura aquí escrita que he omitido, lo que sea imperfecto e ininteligible con algunas líneas, hasta que un mejor ejemplar sea hallado, haya sido puesto por mi o por otro. Y así queda claro como todos los extremos se transforman por los medios propios de cada uno en una concordancia como nadie podría creerse ni ningún hombre puede entender sino es a través de la ciencia de la sensibilidad, ciencia que no es posible que adquiramos sino es a través de la inteligencia que nos otorga el espíritu sagrado, del cual una parte de su propia esencia tenemos en nuestra mente, perfectamente enlazada con poderosísima ligazón por los instrumentos propios que nos permitieron entender y sentir la magna nobleza del tránsito de los medios, puesto que como más se aproximan estos a su perfección más se alejan de su corrupción. Posees ya, pues, la ciencia y el noble Arte infalible e insigne, las medidas nombradas, en ciertos puntos pertene-cientes a la Geometría, que yo te he dado, si es que te fueron concedidas por aquel que todo lo da y todo lo sustrae según le plazca. Por ello piensa si te quiso inspirar, escrutando la forma que tiene la rueda perteneciente a la propia graduación, porque nunca hubo hombre ni filósofo que esta regla con tanta amplitud relatase y sin cautela, tal como nosotros hicimos. Si bien habrás notado algunos puntos oscuros en nuestras explicaciones, con todo habrás comprendido la totalidad de acciones y toda la operación de imbibición a realizar. Incluso compren-derás esto, que descubrimos en los escritos del profeta Joel respecto a las medidas de que hablamos y respecto a todas las causas profundas en los grados precisos de cada forma de la que te informamos, de manera sucinta pero sin olvido de ningún punto ni proceso para la concordancia de los contrarios. El más secreto de todos los puntos del proceso es la manera de todas las imbibiciones. Escucha pues lo que dice el ínclito doctor Bonellus: En esta agua se halla el máximo olor, y ten por cierto que todo el conocimiento de los filósofos se centra en la imbibición, pues si con agua sabes imbibir también sabrás con una medida cierta medir, porque es materia de nuestro quehacer el Agua de los Sabios y el dominio de las operaciones, pues nuestra agua provoca la disolución y la unión de los cuerpos y que estos graciosamente se depuren. En el agua se halla todo nuestro saber y nuestro secreto y el fin deseado. Por ello, en nombre de la ciencia y con buena voluntad te dimos el Arte de medir, que extraímos del Arte geométrico, y para que este acto completes perfectamente te anunciamos: ¡Oh, medida de todas las imbibiciones, como aplacas los cuerpos! ¡Oh, medida del agua celeste, sustancial eres para todo el mundo! ¡Oh, medida, como atemperas los cuerpos! ¡Oh, medida, como los conjuntas! ¡Oh medida, de que modo conjugas el mundo y lo apartas de la corrupción! ¡Oh, medida, como perpetuas los cuerpos y transformas en oro todo metal! ¡Oh, medida, como sabes regir el mundo y conservarlo y haces vivir y morir! Con medida rige la naturaleza el mundo y todo cuanto por la naturaleza es compuesto. ¡Oh, medida, como congelas ahora aquello que disolviste y lo conjuntas! Por ello, afirmo que si no hubiera medida nunca podría salir provecho de una piedra. Cuando quisieres, pues, una piedra bendecida, usa de singulares medios éste mismo, puesto que este medio y todas las naturalezas de aquellos no son otra cosa sino medidas puras. SOBRE LA SUBLIMACIÓN DEL AZUFRE Y SU COMPLETA REDUCCIÓN Cuando tengas H congelado naturalmente en G y todos los colores hubieren sido traspasados, coge la masa congelada y ponla bajo un fondo firme de tierra que resista al fuego poderoso. Y coloca el fondo en un hornillo sin adherirlo a las paredes del horno, sin ningún aludel, de modo que penetre en un horno sin superficie, y así bien enlodado sobre el horno y bien colocado en el horno. Pon, tras el susodicho fondo de tierra una gran cucúrbita de vidrio el fondo de la cual esté abierto de manera que tenga una abertura sin fondo equivalente a la latitud y la amplitud del fondo de tierra, así como de manera que se adhiera justa y uniformemente al susodicho fondo de tierra cuando sea a éste superpuesto, y a la vez que sean ambas vasijas enlodadas y unidas cubriéndolas con una tapa a través del orificio de la vasija de vidrio que tiene dos alambiques. A continuación enciende el fuego de unos carbones alrededor de la vasija enlodada por la parte superior, hasta que la vasija de vidrio alcance una temperatura moderada, [creo que esto se hace para secar el lodo, así como para calentar primero el vidrio para que la vasija, con el fuego y las llamas que deberán producirse en el horno, que estará fría cuando reciba por encima aquel fuego, no se rompa]. Haz después un fuego con llamas en el horno, y en ello toma precauciones, puesto que has de hacer un fuego tan poderoso y grande como puedas hacer, porque no habrá sublimación si no es con un fuego intensísimo, porque está entre el cuerpo estable y el volátil y ten por cierto que lo que está entre un cuerpo estable y uno volátil solo se sublimará con un fuego intensísimo. Por ello lo más estable siempre quedará en la parte más baja, no obstante se separe de sus heces, mientras que lo volátil siempre asciende hacia la parte alta según tendencia promovida por la correspondencia entre la graduación del fuego y su propia naturaleza. Separa a continuación la masa que encuentres sublimada y congelada a ciertos grados sobre D, G, puesto que esta es propiamente la sustancia de mercurio sublimada en conservación de su humedad, conviértela en azufre puro no quemándolo, creado y producido de una sustancia inextinguible. Esta es la sustancia media, esta es la virtud ponderada, esta es la forma mesurada de que te hablamos en el capítulo sobre la materia noble que es la causa de la mayor perfección. Las heces de naturaleza B y C que encontrares en el fondo, separadas de D, y que son antinaturales, deséchalas por inútiles, pues no son sino perturbación y confusión. Hay otros autores que para mejor simplificar y unir dicha sustancia noble la subliman una segunda vez: por ello, si quisieres sublimarla, sublímala sin las heces a un fuego apropiado según las exigencias de sus propiedades. FIJACIÓN DEL AGUA Y DEL AIRE Tras conseguir la sustancia purificada y limpia de mercurio en una medida perfecta mediante la sublimación, debes estabilizarla con la operación apropiada a su propiedad, porque así conviene que ocurra antes que resulte la perfección completa de todos los cuerpos mutables. Así pues, cuando quieras esta-bilizarla, haz esto provocando la exuberancia corporal. Toma pues una onza de plata pura amalgamada con dos partes de plata viva depurada por sublimación, lo que llamamos rectificación [creo que se trata de la destilación por alambique, o el baño en este con sal y vinagre] y a esta amalgama añádele una décima parte de azufre sublimado, y ponlo todo en una calabaza con una parte de su agua y ponlo a hervir al baño maría hasta que esté congelado. Finalmente pon sobre las cenizas un fuego progresivamente vigorizado hasta que se eleve aquello que fuera volátil. Después deja enfriar la vasija y todo aquello que fuera sublimado, vuélvelo a colocar sobre las heces que haya nobles y pulcras, junto a la otra parte de la susodicha agua similar; después cuécelo todo al baño maría hasta que se congele. Después ponlo a sublimar sobre las cenizas, como anteriormente. Y reitera esta operación, ahora la solución media, y la congelación y después la sublimación, siempre avivando el fuego hasta que se estabilice del agua al doble de tierra. Porque debes saber que en cualquier reiteración de la susodicha congelación en todo momento se estabiliza algo de la sustancia que mas propicia sea a estabilizarse, porque a dicha materia se enlaza la causa volátil, que es retenida en la parte baja por tal propiedad que es que, cuando un cuerpo estable supera a uno de volátil siempre como por una punzada parece huir: pero habiéndose contenido la causa estable en sus propios dominios internos encadenada a la volátil, nunca después podrá querer colmar lo suyo y si quieres saber la autentica diferencia que hay discrepante entre la estabilización y la congelación, existe tal discrepancia porque hay una acción de eterna diferencia, que otorga el instrumento conque el buen artista empieza el proceso de manipulación, un fuego correctamente graduado, puesto que sin el fuego de cenizas no hay posibilidad de estabilización total. Y si no fuera por éste la materia no sería separada. La separación se produce por sublimación por parte de la causa volátil, lo cual abrevia la operación de estabilización. Para que no te pesare esta separación por una gran demora de tiempo, la cual resulta inoportuna para esta operación, recuerda que podrías estabilizar cuanta quisieras de dicha agua, pero nunca resultaría al final absolutamente estable. Interiormente siempre te darás cuenta de que la última congelación menos ha ayudado a la estabilización que la anterior. Si quieres en I y H estabilizar lo que es azufre, convendría entonces congelar el cuerpo con un fuego de gran mutación, tal como el que te describimos en el apartado de la reducción. Y cuando consiguieras agua congelada en forma mesurada, a continuación deberías poner a congelar igualmente L sobre K porque al igual que en I, H se estabiliza a través de K, de igual forma en I a través de H todo K se congela cuando en una disolución de H, I fluye hacia K, y de igual forma a través de estos tres L posteriormente se congela y igual como L se congela, de igual forma K se estabiliza en tal proporción que más resiste el fuego que no antes en su congelación. Y cuando L se congela, M se pone sobre L y así M se congela: L se coestabiliza tras su congelación y K más poderosamente que L: y en consecuencia similarmente L se estabiliza, pues M no surge si no es congelado, y así evoluciona la operación de esta estabilización hasta respecto a G: por ello puedes en ti mismo sentir como tras la congelación de L este se estabiliza por las propiedades de cocción e imbibición. Lo dicho respecto a K puedes aplicarlo a las demás letras. Esta estabilización no podría ser hecha solo por asamiento, sino hubiere un acto de disolución. Y es que a causa de estas imbibiciones la naturaleza realiza todos sus movimientos sobre la causa húmeda, de modo que tanto hace a este soportar que provoca que su elemento húmedo se separe con la ayuda de nuestro asamiento. Y son la causa inmediata de las mortificaciones, y resultan de los asamientos las mortificaciones, que traspasan las verdaderas paradas: y para entender la figura descrita encontrarás que K es más estable que L y L más que M. Y asimismo puedes entender el resto claramente, pero encontré otra práctica después que vi que a veces un cuerpo volátil es tan sutil que se ve acompañado del estable sino esta bien custodiado, cuando todo se manipula con el calor de un fuego apropiado. Así pues, también puede estabilizarse sin el fuego de las cenizas, pero a cambio de un tiempo más largo y con paciencia, lo que mejora la operación, puesto que por la congelación de todo lo sublimado el agua existente en su vientre, provoca la armonía de su estabilización y es armada por la naturaleza estable para reducirla frecuentemente a fuego ardiente. Y cuando, por cualquiera de los dos modos deseados hubieres estabilizado tu agua, de igual manera estabilizares las dos partes de aire: y cuando éste estuviese estabilizado y bien incerado, vierte una parte sobre una milésima (otras cien) de mercurio, o de cualquier otro elemento que quisieres, y tendrás plata pura mejor que la del mineral, si quisieres probarla por las razones precedentes por su propiedad según el curso de la naturaleza. Y observa como la virtud de multiplicación llega al provocar la exuberancia en la naturaleza de los medios (sea de los fermentos), pues la naturaleza del buen medio (sea del azufre) se convierte en una naturaleza mejor (sea un fermento) por la reiteración de la disolución y de la congelación. Considera, pues, las condiciones naturales de los medios, tal como te ha sido revelado. Asimismo, considera la causa de la estabilización a través de la contrariedad. Y observa como el cuerpo estable siempre se retiene más y atrae la naturaleza del estable más que la del volátil, y se protege contra el fuego. Y así Geber en la última preparación de la piedra, enseña que tras la separación o sublimación hay que estabilizar, tras lo cual, disolver, y finalmente hay que acceder a calcinar aquello que no puede ser disuelto, porque esta es la ultima preparación. Se causa así una diferencia entre cuerpo y espíritu, o sea, entre volátil y estable. Esta diferencia tiene lugar tanto en el metal, como en el cuerpo calcinado de cualquier estable, por más que el calcinado se retenga más que el metal. Por tanto, hay que hacer una pequeña extensión de estos dos géneros contrarios para que simultánea-mente las causas representadas más lucidamente y mejor puedan influir en tu intelecto: porque la causa de un solo contrario no puede ni descubrir ni demostrar las otras, sino es en presencia de su contrario, porque así lo quiere la razón filosófica dada por una autoridad que así lo afirma: los opuestos enfrentados mas se dilucidan: y porque recíprocamente se oponen son operaciones contrarias porque el ultimo termino de la operación consecuente e inmediata es la volatilidad, y volátil es propiamente la estabilización. Hagamos pues la concordancia de contrarios a través de una operación artificial para que de la pluralidad surja la verdadera unidad a través de la mezcla de la naturaleza alentando el medio natural: después percibirás la causa, pues mientras tanto se estabiliza en la tierra. Un cuerpo volátil llega a ser volátil en ambos correspondientes para un fin concreto, porque en cuanto espíritu se estabilizará por la recta naturaleza, en cuanto cuerpo se volverá volátil por su naturaleza, la volatilidad de la cual se corresponde con la medida de estabilización del espíritu, y la estabilización del espíritu se corresponde con la medida de volatilidad de los cuerpos, de tal manera que todo resulta estable y todo resulta volátil. Así observas a través de la virtud de las diversas medidas como los Filósofos hacen a un cuerpo estable más estable de lo que era cuando existía en su propia naturaleza a través de una naturaleza volátil que recibe del espíritu. Aquí tienes, pues, la ciencia de los Filósofos para el descubrimiento de las medidas, que llegan a conocer por las propias latitudes puntuadas por exigencia de ciertos puntos provinentes de operaciones contrarias de estabilidad y volatilidad. Y de este modo conseguimos a partir de la contrariedad la verdadera concordancia.